El juez de Familia Fernando Flores consideró que, en general, los motivos económicos son desencadenantes en las parejas para iniciar los trámites de divorcio.
Evaluó que los hijos del matrimonio no tienen que ser testigos en estas causas porque involucrarlos “en asuntos de alcoba” significa una catástrofe familiar y fijó posición sobre el proyecto de divorcio exprés: “Este tema no debe judicializarse”, sostuvo.
El magistrado recibió ayer a EL DIARIO para hablar de las separaciones de matrimonios. Brindó estadísticas y respondió preguntas.
En primer lugar, dijo que no cuenta con parámetros para comparar las cifras de divorcios, pero estimó que si los números del Juzgado a su cargo “se potencian con los otros tres juzgados, estaríamos rondando los 400 divorcios contenciosos por año”. “No tarifamos los divorcios que se hacen de común acuerdo, sino los contenciosos, que es cuando no hay acuerdo entre los esposos, los conflictuados”, explicitó.
-¿Por qué razones se separa la gente?
-Mucho tienen que ver, en los últimos dos o tres años, las cuestiones económicas. Cuando el dinero alcanza para llegar a fin de mes, se logran tapar muchas crisis. Puede haber una falta de coincidencia en aspectos puntuales, pero cuando están asegurados el colegio, la vivienda y demás, se tapa. Cuando la cuestión económica falla, deja aflorar la conflictividad. Llama la atención que muchas parejas no son jovencitas. Uno podría imaginar que se casaron de jóvenes y se divorcian al primer problema. No, son matrimonios maduros, con promedio de más de 10 años juntos, con hijos en la adolescencia. Tengo casos de treinta y pico de años juntos. No estamos hablando de la primera crisis de convivencia, sino de parejas de mucho tiempo. Además, cuando indagamos sobre las posibilidades de recomponer el vínculo roto, la respuesta es negativa porque hay un cúmulo de circunstancias. Ni siquiera estamos hablando de un tercero, de un caso fracturante. Aun habiendo sorteado alguna infidelidad, la sumatoria de hechos genera un desgaste... Advierto un desgaste en parejas de más de 10 años, que lo justifican como algo propio de la convivencia. Dicen: ‘hasta acá llegamos’. Siempre les pregunto si van a vivir otra vez en pareja y reconocen que el conflicto es sólo entre ellos, que no les impide constituir nuevas relaciones. Vienen con crisis enormes y llegan acá sacándose un peso de encima. No hay llantos, lágrimas, hay decisiones firmes. Puede haber algún quiebre emocional, pero más por lo que se recuerda de años atrás que por otra cosa. Y no se da que el que quiere separarse es uno solo.
-¿Qué reproches se hacen?
-Cuando es contencioso se pasan las facturas, como descuidos, falta de atenciones.
-¿Las mujeres a los hombres o al revés?
-Es indistinto, pero suele haber una suerte de habitualidad de que cuando la mujer demanda al hombre por alguna desatención, que es una injuria, éste la admite o la niega, y cuando es al revés, la mujer contrademanda. Ella muchas veces dice: ‘¿Ah, me demandás? Te contrademando’.
-¿Qué rol juega la infidelidad?
-El adulterio es difícil de probar, muy difícil. La antesala es la injuria, cuando la ves o lo ves en boliches, tomando tragos, intercambiándose mensajes. No ves el acto de infidelidad, pero ves una falta de respeto. Aparecen entonces los e-mails, los mensajes de texto, las amistades de Facebook...
-¿Esos soportes son pruebas?
-Estos colaboran tratando de acreditar que hay una infidelidad. No soy experto en tecnología, entonces debo apoyarme en el dictamen de un perito y en informes de las empresas de telefonía, que me digan que se trata de un número activo; pero queda la duda si lo escribió tal persona, no acredita que lo haya escrito alguien en particular. Es un elemento más camino a tener la convicción de que ocurrió. Si al mensaje le agregás que se reúne con amigos y no sale con la pareja o que después del trabajo se queda tomando un café, se visualiza más la injuria. No necesariamente tiene que haber una compañera del otro sexo para generar la injuria. Preferir quedarte a tomar una copa en un bar va generándola.
Lo que trato de recomendar a los esposos en crisis es que no busquen que los hijos testifiquen porque ya es un descalabro no sólo de la pareja, sino de la familia.
-¿Suelen involucrarlos?
-Es común que intenten valerse del testimonio de los hijos. Y son cuestiones de alcoba, los hijos no pueden intervenir.
-¿No se lo permite la ley o es una consideración suya?
-Legalmente sí pueden porque son los que más cerca están. Los vecinos pueden decir que ‘tal’ es un ángel. Al menosprecio a la hora de la mesa, a la falta de respeto, las escuchan los de adentro. Probar todas estas injurias apoyado en los testimonios de los hijos es demostrar miserias humanas, aun cuando el Derecho de Familia te da la posibilidad de acudir a estos testimonios tan cercanos. Yo me resisto. De acuerdo a la edad, he tenido testimonios de hijos ya profesionales y les pregunte: ‘¿Saben a qué vienen? Es muy posible que las preguntas los lleven a tomar partido para uno o el otro’.
-¿Cuánto tiempo demora un proceso?
-En un año o año y medio podríamos tener resolución en primera instancia.
-¿Qué sucede con la división de bienes cuando determina un responsable del divorcio?
-La división de bienes corre por otro lado. Cuando se demuestra que el divorcio ha sido por la responsabilidad exclusiva de uno, se le reconoce al otro un derecho alimentario que se interrumpirá cuando retome un nuevo proyecto de vida con otra persona. Mientras esté solo y habiendo sido inocente, conserva ese derecho.
-¿Es el único efecto legal?
-Sí, y no es poca cosa, casi no tiene techo, es todo lo que vos necesités. No es solo vivienda, pensemos en cobertura de obra social y demás.
-¿Muchos apelan esa determinación?
- Se puede apelar. Al divorcio no, porque por una vía o por otra se quiere llegar, pero la imputación de cónyuges culpables o inocentes, sí. No obstante, he declarado la culpabilidad del esposo en dos oportunidades nomás y hubo un reconocimiento de que se había ido, que desatendió los deberes conyugales. Quedó con la mancha de la responsabilidad y no apelaron. Tiene que haber una petición concreta de que se responsabilice.
-¿Qué piensa del proyecto de divorcio exprés?
-Estoy convencido que la judicialización del divorcio no es buena. Digo, desde tiempos remotos, que debe ser administrativo. Así como un día se decidió dar el sí ante el director del Registro Civil, puede darse la ruptura, siempre con salvedades, como la protección de los derechos de los terceros y si hay hijos menores. Si hubiera hijos menores, la cuestión se resuelve en Tribunales, pero el divorcio es otro asunto. Si hay una controversia, el ámbito adecuado para dirimirla es Tribunales, pero en lo demás, no. Hay antecedentes de divorcios administrativos en Latinoamérica, siempre y cuando no haya menores de edad en conflicto, por alimentos, tenencia, visitas, lo que sería capítulos a tratar en el juicio, aparte del divorcio.
El divorcio administrativo es sano, es bueno, no altera la ecuación. Lo que hay que tener en cuenta es el tema patrimonial. Los esposos responden por sus obligaciones con su patrimonio separado: él responde con lo que él tenga. Por más que lo haya comprado durante el matrimonio, es ganancial a futuro, cuando uno muere o se separan, se distribuye, pero mientras eso no ocurra, las obligaciones se responden con la totalidad del inmueble. Por ejemplo: si el hombre compró una casa con la plata del trabajo estando casado, el inmueble es suyo, pero ganancial; si se separa, le toca el 50% a la mujer. Pero mientras no esté separado, el 100% es de él. Y si firmó un pagaré a fulano de tal y no lo pudo cobrar, fulano se va a cobrar con el 100% de la casa y ella no puede chillar. Es ganancial, pero sólo a futuro, si se separa. Por eso hay que verificar lo que ocurre, por eso está prohibido donarse entre esposos, porque para eludir al acreedor, él le puede vender algo a ella. Para no frustrar derechos, existe una secuencia de protección y es eso lo que hay que analizar en Tribunales.
Las cifras de este Juzgado
Divorcios contenciosos:
2012: 7
2013: 14
2014 (hasta mayo): 5
Divorcios no contenciosos:
2012: 24
2013: 24
2014: 6
Texto: Diego Bengoa
Foto: Osvaldo Carballo