Escribe: Gaspar Bachanini
Cuando dos equipos se enfrentan en instancias como éstas, el planteo táctico es algo casi tan fundamental como las individualidades que integran ambos equipos. Pero cuando dicho planteo y los jugadores de relevancia se conjugan, el resultado obtenido se refleja en lo que mostró ayer el elenco de Bernadó en el siempre difícil reducto que es la “Casablanca”.
Con un libreto bien definido y con enroques de posiciones casi constantes, Universitario supo plasmar una diferencia que conlleva gran valor con respecto al choque del venidero domingo. Aunque para lograrlo, la casa de altos estudios debió arremangarse y ensuciarse para sortear lentamente a un rival que vendió muy cara su derrota y no bajó los brazos hasta el último pitazo de Stevenot.
Si bien la mitad inicial, mostró la mejor cara del local con buenas sociedades generadas entre Servetti, Aimar y Piva, el “blanco” no contó con la precisión necesaria y despilfarró varias ocasiones que podrían haber modificado el rumbo del encuentro.
En primera medida fue Bustos quién ganó en las alturas y cabeceó ante la marca de Jacobi, pero su potente disparo salió apenas elevado por sobre el travesaño. Luego fue Servetti, después de una excelente habilitación de Piva, el encargado de enfrentar a Pedernera en ocasión inmejorable. No obstante, su remate salió mordido y se perdió débil por el costado del arco.
Ante esto, Universitario intentó siempre controlar las bandas de la cancha, sin olvidar de la presión que imprimió Leandro Grosso desde el círculo central. Territorio en el que debió luchar frente a la impronta de un prolijo Matías Genre que casi anuló al talentoso Barengo. Es por esto quizás, que las figuras de Chocobares por derecha y Truglio por izquierda, comenzaban a ser cada vez más recurrentes a medida que pasaban los minutos.
Tiempo de goles
El vértigo de Playosa y la tacticidad de Universitario, hicieron que el primer tiempo se fuera casi sin detenerse. Sin embargo, la segunda parte, traería consigo emociones y desniveles que terminarían delineando la fría y ventosa tarde dominical.
Los extremos del terreno, seguían siendo mejor trabajados por el visitante y de esta forma llegaría el declive en el marcador. A los 12´, Cristian Fernández inició una jugada sobre la izquierda que prosiguió en Truglio. Este último eludió a su marcador y al llegar al fondo de la cancha, envió un centro atrás, tal como marcan los libros, y desde la medialuna fue Chocobares el responsable de parar el balón y sacar un zurdazo infernal, que ante la complicidad de un indefenso Garetto, se incrustó arriba y pegado al palo para desatar la euforia de los pocos visitantes presentes.
Sin dudas, esto fue un golpe emocional que dejó consecuencias en los dos. El local, por un lado, se mostró desorientado y sin lograr hilvanar esos circuitos que parecían incomodar a su contrincante. Mientras que la visita, por su parte, supo aprovechar esa descompostura del rival y golpeó nuevamente en el momento justo. Demostrando una vez más, que la eficacia y la contundencia, son en definitiva ese plus que le permite a cualquiera ganar este tipo de partidos.
Esta vez, fue Martín Truglio quién se apoderó de un tiro libre sobre el sector izquierdo. El envío del hábil delantero se fue cerrando y para sorpresa de todo el estadio, se coló por detrás de un arquero que intentó rechazar con el último esfuerzo que le quedaba, pero no logró despejar el venenoso centro devenido en gol. 2 a 0 y golpe de alerta para los dirigidos por Conde.
La lógica hubiese dicho que la “Uni” comenzaría a manejar los tiempos a su disposición. Empero la vergüenza deportiva del local hizo ebullición y los de blanco se fueron con los que le quedaba en busca de un descuento inyectado de esperanza. Hasta que a los 35´, Genre guapeó la posesión sobre el borde del área y el rebote derivó en Piva, quien después de controlar definió fuerte, bajo y cruzado haciendo imposible la estirada de Pedernera.
Los minutos restantes pudieron haber sido testigos de un épico empate del anfitrión como también del posible mazazo universitario para liquidar el pleito. Sin embargo el resultado no se modificó y dejó abierta la incertidumbre de cara al siguiente duelo. Duelo en el que indudablemente, ambos equipos dejaran todo para ser uno de los cuatro semifinalistas.
La figura
Bernardo Chocobares
Fue quien más se destacó de los demás protagonistas. El diestro mediocampista fue trascendental en su faceta ofensiva y cumplió cuando le tocó retroceder. Además, fue autor del golazo que abrió el partido al rematar con su pierna menos hábil. En el local, Matías Genre tuvo una buena actuación haciendo eje en el círculo central y manejando los tiempos de su equipo.
El árbitro
Maximiliano Stevenot
Aceptable arbitraje. El colegiado se ubicó siempre cerca de la jugada e imprimió la dinámica que el juego requería. Contó con algunos fallos discutidos por ambos bandos pero estos no infirieron en el desarrollo general. Su gran error: no sancionó un claro penal de Maxi Córdoba sobre Rodrigo Liendo cuando el partido aún estaba igualado. Bien sus asistentes Cristian Rivadera y Franco Oviedo.