En 1997 había sido la última vez que un villamariense se había coronado con el máximo reconocimiento en una competencia de filatelia a nivel nacional. En ese entonces, fue Pedro Rinaudo. “El fue quien me orientó y me dio los primeros consejos sobre qué hacer allá por el 96”, recuerda Sergio Olivero, quien unos 18 años después, precisamente el mes pasado, logró quedarse con el mayor premio a nivel nacional.
Es que la filatelia es así. Paciencia, estudio, revolver rincones de la historia. Olivero, actual presidente del Centro Filatélico y Numismático Villa María, nos abrió las puertas de una actividad “que, en sí, es un hobby, nace del coleccionismo de estampillas, pero involucra varias ramas: la cultura, el arte y la investigación. La filatelia es una combinación de todas esas cosas”, explica.
En una pared del segundo piso de su casa cuelgan decenas de diplomas y reconocimientos, en tanto los cajones de un escritorio y una biblioteca almacenan historia pura en sellos postales.
“Tengo una carta que le escribió un cordobés a Manuel Anselmo Ocampo, en 1872, cuando este último vivía en Buenos Aires y era diputado nacional. Allí esta persona le rinde cuenta de un pago de estas tierras. Tiene un valor histórico muy importante. Esa carta, por ejemplo, la conseguí en España a través de Internet”, cuenta mientras despliega sobre la mesa folios que contienen cartas y estampillas de unos 150 años y su investigación de más de una década.
Sergio se especializa, dentro de la amplia gama de posibilidades que brinda la filatelia, en historia postal, donde las estampillas superan el siglo de antigüedad. Gran parte del premio que ganó se lo debe a “una investigación que hice en todo el país, donde, por ejemplo, descubrí que determinadas estampillas y matasellos se habían empezado a utilizar antes de lo que se presumía históricamente”.
Además, en el estudio reprodujo cómo eran esos matasellos en cada lugar del país, desde cuando se utilizaron y hasta los colores de tinta. “Tengo cartas que son únicas y eso hace que el material sea muy valioso”, asegura.
Cuenta, quien desde los 12 años se dedica a coleccionar estampillas, que “el correo está en crisis” y que “ya no apoya la actividad como lo hacía antes” y que Internet fue “lo que boicoteó la actividad, pero, al mismo tiempo, nos permitió conseguir cartas y sellos de cualquier parte del mundo”. Ante este panorama, concluye que “la filatelia se mantiene por la pasión de los que hacemos esto”.
Esa misma pasión es la que le contagió a su hijo, Agustín, “el expositor más chico del país porque tiene 7 años mientras que la categoría más chica empieza a los 8, pero a él le permitieron participar”, contó.
Actualmente, del Centro Filatélico y Numismático Villa María forman parte unos 40 socios activos y “unos 20 son los que participan habitualmente de exposiciones”, detalla, mientras repite otra vez que “el sueño de todo filatelista es encontrar en una casa antigua alguna caja llena de cartas y cosas como éstas”.
Exposición en Villa María
En septiembre, en el Centro Cultural “Leonardo Fabio” de nuestra ciudad, se va a realizar una exposición nacional de filatelia. Es el segundo y último evento que se realizará en el país durante este año y se estima albergar a unos 120 expositores. “En Buenos Aires participaron sólo 75”, recuerda Olivero, al resaltar la importancia del evento que se hará en la ciudad.