El humorista oriundo de Colazo, Mario Devalis, ha llegado a las grandes ligas mediáticas imitando al gobernador José Manuel de la Sota en “ShowMatch”. El cómico, que transitara por Radio Centro de nuestra ciudad y Cadena 3 de Córdoba, ahora se lo ve en el “prime time” de la pantalla de Canal 13. En diálogo con EL DIARIO, habló sobre su desembarco televisivo.
¿Cómo te llegó la convocatoria al programa?
-Hacía poco que había terminado la temporada, entre fines de marzo y abril. Me llaman y me comunican que Tinelli estaba buscando imitadores de todo el país. Así que viajé a Buenos Aires a hacer un casting, algo que nunca había hecho.
¿Nunca?
-No, encima es una experiencia un poco rara para un humorista porque no tenés rebote. No sabés si lo que estás contando a los tipos les está causando gracia o no porque ellos te están evaluando.
¿Y qué hiciste?
-Desarrollé mi rutina habitual, haciendo de De la Sota. Más tarde me enteré que los productores me habían hecho un seguimiento en presentaciones y que el “Chato” (Prada) y (Federico) Hoppe me habían visto en el casino. Al final me felicitaron porque “metía mucho chiste”, según me dijeron.
¿Y cuándo te confirmaron que entrabas?
-Un poco antes que se difundiera el programa. Me llamaron y me dijeron “¿viste que ibas a quedar?”. Lo único que me pidieron que no dijera nada a nadie y me pidieron el talle de ropa y de calzado.
Al final no saliste el primer día
-No. Estuve atrás todo caracterizado tanto el lunes como el martes pero recién salí el viernes. De todos modos, el primer día me llevaron a saludar a Marcelo (Tinelli) al camarín. Apenas me vio se rió, me abrazó y me dijo “ya está, sos igual”. La verdad que adentro de Ideas del Sur me atienden muy bien.
“No hago bajadas políticas”
¿Sería la primera vez que tuviste la chance de entrar?
-No, es la tercera. La primera fue cuando hizo “Gran Cuñado” y la otra el año pasado, cuando decidió no hacer el programa.
¿De qué manera acomodás tu rutina de trabajo con “ShowMatch”?
-Ahora todo se acomoda en función a cuando me llamen. Por supuesto que sigo saliendo en el programa de TV del Lagarto (Guizzardi) y en las radios, de vez en cuando. En cuanto a la gira voy a seguir por Mendoza, Buenos Aires y Rosario. (Vale recordar que el sábado pasado se presentó en el Festival del Humor).
¿Por qué creés que se ha instalado tanto la imitación de personajes?
-Tinelli la ha amplificado y sobrepoblado tanto poniendo a actores puestos a imitar, como Martín Bossi, a quien lo catapultó. Antes sólo estaban Sapag y Artaza en pantalla.
¿Al entrar en el programa, no pensás que tu personaje puede ser utilizado políticamente?
-Yo no hago bajadas políticas ni toco temas duros sino más bien chistes. Sobre la influencia de Tinelli, creo que no te hace ganar una elección. Lo que pasó con De Narváez pasa cada 75 años, como el cometa Halley. Me acuerdo que a Menem lo instaló Sapag, lo hizo conocido y popular. Tinelli no te hace ganar, te puede ayudar a lo sumo, porque te ven 6 millones de personas. Imaginate que el otro día, vestido como “el Gallego”, tiré un chiste y salió en todos los diarios. Dije que tenía un perrito K porque en vez de traerte el Clarín lo mea (risas). De todos modos, creo que el votante no es tan tonto. Cuando se tratan de elecciones legislativas puede que pase porque no le importa tanto como las elecciones generales.
Volver pero no al Verdi
¿Tenés pensado venir a Villa María?
-Sí, tengo muchas ganas de ir porque hace mucho que no actúo allá. Pero quiero ir a un lugar más íntimo o tipo café concert como hice en el casino de Carlos Paz. Me gustó ese desafío porque tuve que captar la atención de los que me fueron a ver y también de los que jugaban en las máquinas y se paraban para verme.
¿Por qué no al Verdi?
-Tengo una eterna discusión con sus responsables. Muchas veces hay una superpoblación de espectáculos en una semana de primer nivel y la ciudad o la región no da para tanto, porque estamos hablando de 100 mil personas y los espectadores son casi siempre los mismos. Aunque Villa María en una época tuvo la misma cartelera que Buenos Aires.
Juan Ramón Seia