Las aulas de la Universidad Nacional de Villa María se van poblando no sólo con tonadas de lejanas provincias, sino también con acentos de naciones hermanas. En el actual curso de admisión, por ejemplo, hay aspirantes de cuatro países sudamericanos, que conocieron de la existencia de la universidad local a través de la página web y por comentarios de compañeros de estudio.
El ecuatoriano Daniel Barragán, los peruanos Santiago Velarde y Carlos Loarte y el brasileño Renato Borghi vinieron atraídos por la carrera de Composición Musical, mientras que la colombiana Corina Armenta se encamina a la graduación en Sociología.
"En la carrera de Música de Lima los profesores son muy informales -explica Velarde- no van nunca a dar clases". Por su parte, Barragán -un enamorado de la guitarra electroacústica- señala que en Ecuador "la gente cree que en Música todo es empírico, que no hay que estudiar aspectos teóricos".
Ambos estudiantes, calculan que pueden vivir en nuestra ciudad gastando 250 dólares mensuales, cifra que no consideran excesiva, ya que en sus países, una universidad les costaría 200 dólares por mes. Los jóvenes, que debieron sortear dos meses de trámites para poder viajar con la seguridad de que serían admitidos en la casa de estudios villamariense, han recorrido la ciudad, y tienen un buen concepto de ella, así como de su gente.
"Me dijeron que era una ciudad muy chiquita, pero ahora que la conozco, me doy cuenta que es muy bonita, y mucho más linda y segura que Guayaquil", reconoce Barragán, aunque señala que las novedades musicales se reciben más rápido en el país del Chimborazo que en el del Aconcagua.
En Ecuador, por otra parte, la música rioplatense más difundida es la "cumbia villera".
El guitarrista Carlos Loarte, por otra parte, debió sortear no sólo los trámites burocráticos para sentarse en un banco de la Universidad Nacional de Villa María: además, debió convencer a sus padres de que su destino laboral estaría vinculado a la Música.
Otros aspirantes relataron que cuando consultaron a coterráneos afincados en Córdoba, las opiniones que tenían sobre nuestra universidad no eran de las mejores. “Cuando vinimos acá descubrimos que eran opiniones equivocadas”, subrayaron.
Entre los valores de la comunidad que los recibió, los latinoamericanos destacaron:
- "Es todo lo contrario al rechazo al extranjero".
- "Se respetan las diferencias culturales".
- "La universidad acá tiene muy buen equipamiento".
- "La población es muy cálida".
- "La presencia de estudiantes de diferentes países favorece el intercambio de influencias musicales".