Quienes peinan canas todavía deben recordarlo como uno de los arqueros más sorprendentes de la Liga Villamariense.
La fría letra de la estadística dirá que Héctor Moreno fue un integrante más de un equipo campeón. Pero decir “Cacho” Moreno es nombrar a un arquerazo del histórico Alem que brilló en las canchas de la ciudad y la región. Y decir “Cacho” Moreno también es recordar una época brillante, la del ‘70, cuyos jugadores -sin el ambiente mediático de estos tiempos- eran verdaderos ídolos deportivos para aquel que vivía a la vuelta de la esquina.
Lo de Moreno fue más allá, incluso.
“Cacho” era un pibe admirado por todos los pibes de Villa Nueva y la zona; era como el ejemplo a seguir, la valentía imitable, el personaje a mirar.
“Empecé a atajar a los 16, sí, era muy chico”, recuerda hoy el ex arquero, con 54 años. Y esos recuerdos vienen a la memoria porque sus pagos así se lo obligan.
Es que Moreno volvió a Villa Nueva después de muchos años de vivir en La Pampa, donde se retiró como futbolista, se casó, tuvo tres hijos y trabajó como técnico.
Vale recordar que antes de viajar para radicarse en la vecina provincia, Moreno fue campeón en el ‘74 con Rivadavia y subcampeón con Colón. Además, jugó un torneo Clausura para Yrigoyen.
Pero lo concreto es que Alem fue el club donde brilló desde joven y disfrutó de un fútbol pleno. De hecho, todavía recuerda a esos compañeros de antología.
“El ‘Beto’ Schibli era espectacular, jugaba de diez, hacía goles, tenía clase...Un jugador extraordinario”, rememora.
También se acuerda del desaparecido “Pipío” Martínez, un ícono de aquellos tiempos, como así también de “Agüero y Torres”, y de dos grandes: el “Lungo” Abate Daga (emblema doméstico) y el “Negro” Miguel Angel Ludueña, quien trascendió las fronteras y triunfó en el fútbol nacional.
Además, recuerda con cariño al polifuncional muchacho de su misma edad que le servía como salida desde el fondo: “¡Qué jugador el ‘Mono’ Mazzini!”.
“Aquel Alem era un equipo con muchos jóvenes, pero jugaba una barbaridad, por eso hicimos una campaña muy buena”, asegura hoy el arquero de aquel equipo, que luego fue remplazado por el “Pelado” Montes.
En La Pampa, “Cacho” siguió su camino en un equipo histórico de All Boys, que -con Claudio “Pampa” Biaggio como pequeño compañero de ataque- perdió la final por el ascenso al Nacional contra Ferro de General Pico.
Además jugó en Estudiantes de esa provincia y, llevado por Miguel Tojo y el “Oveja” Telch, luego atajó para Racing (también de La Pampa), en el ‘82, para finalmente jugar en Matienzo de Ingeniero Luigi.
“Cacho” se retiró de las canchas a los 39 años, pero siempre estuvo ligado al fútbol. Estudió el curso de director técnico profesional, en la Asociación del fútbol argentino, y dirigió a Atlético Santa Rosa y Atlético Macachín, ambos del fútbol pampeano.
Ahora, con sus hijos “grandes, cada uno en lo suyo”, Moreno quiere seguir prendido al fútbol que lo vio nacer, el villamariense, por eso dijo que está dispuesto a dirigir, aunque siempre en primera.
“Sería un anhelo para radicarme definitivamente acá”, confiesa, no sin antes aclarar que vio algunos partidos locales, uno de los cuales fue Alumni en el Argentino B, cuando se quedó a charlar con Pedro Catalano, por entonces técnico de Estudiantes de Río Cuarto.
Del fútbol nuestro y para resaltar la labor de colegas, “Cacho” destaca siempre “a los hermanos Requena (‘Tatá’ y Mario), amén que no nos hablamos casi nunca, pero sé que son de los mejores de aquí”.
Lo concreto es que ahora, el histórico arquero espera poder retornar a casa con el trabajo que más le gusta.
Por lo pronto, ya arregló todo lo que tenía que arreglar en Villa Nueva, donde su extinto papá fue uno de los almaceneros más reconocidos, siempre en la tradicional esquina de San Martín y Deán Funes, donde los chicos se juntaban para comprar caramelos, mientras esperaban que “Cacho”, como siempre, pudiese salvar los tres palos de Alem.