El próximo miércoles volverán a verse las caras los exempleados del City Hotel y Juan Carlos Ballabriga, el empresario que sin previo aviso, decidió cerrar las puertas del lugar que había explotado comercialmente durante 12 años.
El encuentro será en la sede Villa María del Ministerio de Trabajo de la Provincia, donde Ballabriga será traído por la fuerza pública, dado que en las dos audiencias anteriores no acudió voluntariamente.
Recordamos que el lunes 5 de mayo, cuando las trabajadoras del City fueron a trabajar, se encontraron con las puertas del lugar cerradas y un sugestivo cartel que decía: “Cerrado por reformas”.
Ese letrero, que por cierto no aludía a ninguna reforma del hotel, marcó un antes y un después en la vida de las empleadas, la mayoría con casi 10 años de antigüedad. Hoy, siguen buscando alguna alternativa para sobrevivir, presentando currículums en distintas empresas y tratando de sobrellevar los gastos corrientes que se vieron abruptamente interrumpidos, dado que aún les adeudan el sueldo de abril, aumentos logrados por el gremio que las nuclea (Uthgra) y vacaciones.
De más está decir que el empresario radicado en Córdoba, no sólo no apareció en el Ministerio de Trabajo, sino que tampoco abonó los salarios ni las indemnizaciones correspondientes.
Las trabajadoras trataron de buscar una alternativa, solicitando a los propietarios del edificio que fuera alquilado por Ballabriga, la posibilidad de seguir explotando el hotel directamente, como cooperativa de trabajo.
Hasta el momento, los esfuerzos fueron infructuosos porque no pudieron dar con ningún miembro de la familia Venosta, propietaria del lugar ubicado en la estratégica calle Buenos Aires, en el centro de la ciudad, porque están fuera del país.
“Es desesperante, casi todos tenemos antigüedad y nos bancamos hasta malos tratos para no perder el trabajo. Nos dijo un montón de veces que éramos unas negras sucias y ahora nos sale con esto”, dijo esa mañana una de las empleadas a EL DIARIO.
Las historias de los que perdieron su empleo se entrelazan con desesperación. “Hoy tengo que llevar a mi nena al médico a Córdoba y no tengo ni para el pasaje”, dijo una. Otra, estaba con licencia por un tratamiento oncológico. Su desesperación, al perder el trabajo es quedarse sin la obra social con la que sostiene ese tratamiento.
El miércoles 25, podrán reclamar directamente las acreencias en la audiencia laboral, aunque no saben a ciencia cierta cuándo y cómo podrán cobrar, dado que Ballabriga vive en un coqueto barrio de la capital provincial, pero no es claro qué tiene a su nombre.