Voy a ser bastante brutal, voy a cometer simplificaciones imperdonables por los economistas, pero quiero que se entienda, porque hay mucha confusión, no siempre inocente.
Quiero que razonemos juntos para ver si podemos comprender en términos sencillos cuál es la situación de la deuda con los llamados “fondos buitre”. Te adelanto que es como un partido de ajedrez, donde mover una ficha u otra debe ser parte de una estrategia pero incluye los movimientos del “rival”.
Vamos a pensar que yo tengo muchas tarjetas de crédito. Eso tenía Argentina cuando se endeudaba, sobre todo desde la dictadura del 76 hasta el 2002. Gastó plata con las tarjetas para distintas cosas que pueden ser buenas o malas -no es el motivo de esta nota- el problema es que en algún momento hay que pagar lo que gastamos a crédito. Con el tiempo a la Argentina se le fue haciendo cada vez más difícil pagar esos resúmenes de las tarjetas y empezó a pedir préstamos para pagar las cuotas. ¿Me seguís? Saco plata, cuando no puedo pagar las cuotas pido plata para eso y cada vez debo más. El endeudamiento es cada vez mayor porque tengo que sostener los gastos habituales de todos los meses, más las cuotas que debo y los créditos que me dan son para pagar las cuotas, pero necesito más plata para seguir viviendo. Un buen día, luego del estallido de diciembre de 2001, llegó Adolfo Rodríguez Sáa y decidió que no íbamos a pagarle a nadie. Como no tengo plata, no pago las tarjetas de crédito, entonces puedo usar esa plata para vivir, pero claro, me cortan todas las tarjetas y es por eso que decían que “Argentina quedó aislada del mundo”, porque nadie nos prestaba un peso o nos cobraba igual que un usurero: carísimo.
No tener crédito para el Gobierno es un problema, pero también lo es para las empresas que necesitan invertir, renovar maquinaria, etcétera; y se hace necesario empezar a negociar esas deudas para “volver al mundo”, es decir, incorporarnos nuevamente al sistema de crédito internacional o volver a tener aunque sea alguna tarjeta de crédito para “ir tirando”.
En un momento, Néstor Kirchner y Roberto Lavagna hicieron dos cosas: por un lado, cancelar algunas deudas y por otro, reunir a otros acreedores. A esa gente que le debíamos mucho se les dijo: “Como no podemos pagar todo, de cada $100 les ofrecemos pagar $25” y el 93% aceptó. ¿Porque son tontos? No, porque compraron esa deuda por centavos (Argentina no era confiable y eso baja la cotización de los bonos de la deuda) y aun así ganaban mucho dinero. Eso se llamó “canje de la deuda” y se hicieron dos, uno en 2005 y otro en 2010.
En cambio, el 7% que no aceptó, con cara de enojado fue a hacernos juicio. A ese porcentaje que nos hizo juicio, nos enteramos ahora, el juez Thomas Griesa les dijo “tienen razón”, y Argentina tiene que pagarles, supuestamente, el 100%. Pero acá se plantea el problema. En los dos canjes, a los que aceptaron, se les dijo “es la última vez que voy a negociar esto y si a otro le pago más que a vos, te pago la diferencia”. Y se firmó que nadie iba a cobrar ni se iba a negociar por más de esa plata hasta diciembre de 2014.
¿Por qué es complicado el fallo del juez Griesa?
Porque falta mucho para diciembre y porque si no pagamos estamos mal, pero si pagamos estamos peor. Me explico: hasta ahora venimos pagando, haciendo buena letra, para que nos devuelvan las tarjetas de crédito, y cuando ya casi teníamos todo encaminado, aparece este juez que puede hacer que el esfuerzo que hicimos sea inútil. Si le pagamos al 7% en los términos que dice Griesa, es un montón de plata que no tenemos o hay que sacarla de otros gastos, pero la mayor complicación es que automáticamente le debemos la diferencia al otro 93%, es decir, el triple de lo que ya le pagamos, que ya era mucho. Si no le pagamos al 7% del juicio, seguimos con las tarjetas cortadas, pero si les pagamos, será peor, porque vamos a deber mucho más de lo que debíamos antes, pero al 93% restante.
La estrategia Argentina pareciera ir por este lado
- Estirar todo lo que se pueda el tiempo para ver si podemos llegar a diciembre. Parece difícil, pero los abogados suelen ser buenos demorando.
- Negociar sin negociar, es decir, intentar que el 7% acepte un pago menor, en cuotas, pero que quede como que nos obligó el juez, para evitar deberle al resto o que nos hagan juicio a su vez, con lo que seguimos con las tarjetas de crédito cortadas.
- Cambiar la sede de pago, o sea, “vení a cobrarme a casa” o nos encontramos en el centro, porque Estados Unidos queda lejos, y además nos pueden embargar la plata y no cobrás nada.
- Amenazar con no pagar para mejorar su posición. Si el acreedor piensa que no va a cobrar nada, por ahí acepta cobrarnos menos. Por eso la Cadena Nacional de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y la conferencia de prensa del ministro de Economía Axel Kicillof asustan un poco, porque necesitan espantar un poco a los famosos “fondos buitre”.
- Afectar la imagen del juez, para que no sea tan creíble y eso debilite la posición del que ganó el juicio. Los últimos tres puntos son más políticos que económicos, por lo que deben combinarse las estrategias técnicas con las jugadas de ajedrez.
Volver al mundo
Algunos de estos “buitre” compraron bonos, especulando, por muy poco dinero incluso luego del canje de 2005, por lo que sabían que Argentina no estaba pagando el 100% sino el 25%, pero igual compraron y nos hicieron juicio.
No hay respuestas aquí, sólo es un intento de que comprendamos algo complejo en términos sencillos. “Volver al mundo” es importante en esta etapa donde no nos sobra la plata y para invertir, tanto el Estado como las empresas, necesitan las tarjetas de crédito habilitadas. Eso además abarata el crédito y mejora la imagen del país en otros ámbitos, algo por lo que Argentina se ha esforzado en estos años y un ejemplo de eso es la invitación a la reunión del BRICS (una especie de Mercosur entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que con tanto agrado recibió el Gobierno.
Ahora que lo entendimos es más sencillo valorar las declaraciones y las acciones de todos los que juegan este juego. Como siempre, saber más es poder más.
(*) Para La Posta Digital y con autorización expresa a EL DIARIO del centro del país