El próximo viernes a las 21.30 se montará en el Teatro Verdi (Yrigoyen 318), la obra “Intimidad indecente”, con la actuación estelar de Marta González y Arnaldo André, en su primera visita a la ciudad.
A modo de adelanto, el reconocido actor oriundo de Paraguay se prestó al diálogo con EL DIARIO comentando la pieza que versa sobre los últimos 40 años de una pareja en los que “el implacable paso del tiempo hizo de las suyas”, indica su gacetilla. “Desde los hijos hasta la economía familiar, el inevitable desgaste de la convivencia, las infidelidades, las crisis femeninas y masculinas, terceros en discordia y reproches”, se agrega.
-¿Cómo llegó esta obra a sus manos?
-El productor Alejandro Cabrera me convocó y contrató para hacer algo juntos. Empezamos a leer diferentes piezas hasta que dimos con ésta que es una maravilla. Originalmente la obra es de la autora brasileña Lelilah Assumpçáo (cuyo texto fue traducido y adaptado por María Antonieta Eyras). Es una comedia muy divertida que a los 30 segundos el público se empieza reír y no para más. Pero también tiene un tratamiento muy profundo de los personajes. Los espectadores se emocionan mucho y salen con lágrimas en los ojos, por lo menos, es lo que pude comprobar en las funciones. Y te hablo de jóvenes y adultos, porque es imposible no sentirse identificado con lo que trata la obra. Hablamos de ser padres, de ser abuelos, de cómo los hijos se te van yendo y tu relación con los nietos. Esa soledad que también te embarga. Y por supuesto, cómo es llegar a los 80 o a los 90 años.
-¿Marta ya estaba en los planes o luego de elegir la obra fue convocada?
-No. Fue llamada después, al evaluar los personajes. Junto a Cabrera la elegimos por su enorme talento y por su edad para el papel y no nos hemos equivocado. Hace un trabajo increíble.
-¿Había trabajado con ella anteriormente?
-En teatro nunca. Aunque en TV sí, en mis comienzos y en una novela en Canal 7. Es un verdadero placer estar al lado de una actriz que le gusta tanto su trabajo porque uno no necesita remar solo arriba del escenario.
-¿Y cómo decidió ser director de la obra?
-En realidad no lo decidí. Sino que originalmente iba a ocupar ese rol Rodolfo Bebán, pero por cuestiones personales no lo pudo hacer. En cuanto a dirigir, he dirigido una película y hace muchos años una obra, pero no estaba tan de acuerdo con dirigir esta obra porque no gusta estar al mando de una pieza donde yo también actúo. Finalmente acepté el desafío y por suerte me he encontrado con una compañera dúctil y respetuosa que acepta y a veces coincide con el tratamiento que le imprimo a la obra.
-¿Qué le has aportado a la pieza?
-Entre el productor, la adaptadora y yo hemos hecho algunas modificaciones no sustanciales. Pero, por ejemplo, hemos dejado pocos localismos (además cambiados a nuestro país porque estaban ambientados en Brasil) y hemos incorporado algunos trucos. Al ser una obra muy ágil -dura poco más de una hora y 10 minutos-, no nos da tiempo para cambiarnos de vestuario, así sólo nos cambiamos un poco de ropa y priorizamos el trabajo físico y de la voz para terminar en el último cuadro como viejitos de 90. Tampoco hay cambio de decorado y la utilería usada se introduce y sale de escena con naturalidad. No me gusta ver a asistentes entre sombras sacando objetos.
-¿De qué manera incluye la infidelidad en la obra?
Es un tema recurrente en la actualidad, pero lo interesante es verlo reflejado en un matrimonio que supuestamente se encuentra estabilizado, que tiene asegurada su manera de vivir. Creo que la vida tiene que ser un eterno enamoramiento, un eterno juego de seducción. Si uno no cuida ciertos detalles, los va a buscar afuera.
s Escribiendo un nuevo filme
-¿Cómo le está yendo con su primera película?
-Por suerte ha sido muy bien recibida en Paraguay (donde se filmó y le llevó tres años terminarla) y en los festivales de la India, Punta del Este y Otawa. Ahora estoy esperando que se estrene en Argentina y a la vez estoy preparando mi segunda que no tiene nada que ver con la anterior (“Lectura según Justino”), dado que aquellos personajes los conocía de mi infancia y juventud, pero el guión que estoy escribiendo surge de la total fantasía.
J. R.S.