Escribe Gustavo Ferrradans
La letra fría de la carta enviada ayer con la firma de Diego Miranda expresaba “renuncio de manera indeclinable al cargo de presidente de la Asociación Civil Villa María Handball”. De esta manera, el también entrenador dio un paso al costado de la entidad que él mismo fundó alrededor de marzo del año pasado, tras abandonar, previamente, el proyecto que dirigía en el Club Deportivo Central Argentino hasta fines de 2012.
El 31 de marzo de 2013, Miranda señalaba en una entrevista con EL DIARIO que “hace 10 años que estamos en el Club Central Argentino. Estamos agradecidos por el espacio que nos dieron todo este tiempo, pero necesitamos impulsar este proyecto al que le estamos poniendo mucho empeño”. Pasó apenas un año y tres meses, y ahora, el mismo Miranda, decidió alejarse de la nueva entidad, donde era presidente y entrenador, al mismo tiempo.
La decisión no causó sorpresa a, prácticamente, ninguno de los padres que conforman la Comisión Directiva de la Asociación Civil Villa María Handball (ACVMH), ya que el mencionado dirigente-entrenador ya había anunciado su decisión en forma verbal y privada en repetidas oportunidades en las últimas semanas, y en diferentes reuniones que mantuvo con el grupo de padres-dirigentes que lo acompañaron en la conducción de la entidad de reciente formación.
En cambio, sí llama la atención el cambio de discurso del entrenador, ante la decisión adoptada de irse, máxime si uno se retrotrae a expresiones de él mismo hace casi nueve meses atrás (13 de septiembre de 2013), cuando en una conferencia de prensa realizada en un hotel céntrico, con la presencia de los entrenadores Eduardo Gallardo y Guillermo Milano (entrenador jefe y asistente técnico del seleccionado argentino, respectivamente) y el destacado jugador internacional Juan Pablo Fernández, señalaba: “Tener a ‘Dady’ (Gallardo) como padrino de la entidad y también el acompañamiento del cuerpo técnico del seleccionado nos exige más todavía, porque la presencia de ellos nos exige trabajar aún más para mejorar”.
Con la decisión de Miranda se cierra un nuevo ciclo de este entrenador en una institución, ya que anteriormente estuvo en proyectos similares en el Instituto del Rosario, Club Central Argentino y hasta ahora en la ACVMH.
Cabe recordar que aquella decisión de conformar un nuevo proyecto perjudicó deportivamente al grupo de jugadores de la categoría Juveniles, que debían jugar el Nacional “A” de la categoría (que se realizó en esta ciudad en septiembre del año pasado) y al que habían clasificado. El cambio de nombre no le permitió hacerlo por un tema reglamentario y terminó generando que algunos jugadores y dirigentes emigraran del nuevo club.
La renuncia y abandono del proyecto que el mismo Miranda anunciaba en EL DIARIO hace un año y tres meses atrás, se dio de manera controversial y con una situación repleta de “llevas y trae” que perjudica profundamente al handball de la ciudad, por sobre todas las cosas, ya que podría dejar, aparentemente, fracturada a esta entidad, para conformar un “nuevo proyecto”, con algunos jugadores que lo seguirían.
Sin cambio de rumbo
La ACVMH continuará funcionando con un grupo de padres que normalizarán la entidad (deben nombrar presidente e integrantes de la Comisión Directiva), y con la firme convicción de seguir con el proyecto iniciado hace varios años en Central Argentino y que luego mutó de nombre. “Acá hay lugar para todos los que quieran seguir. Priorizamos el proyecto y darle un lugar a los jugadores para que se desarrollen como deportistas y personas, y para que siga creciendo. Vamos a continuar con los principios para lo que se creó esta asociación, reflotando los principios. Hay que trabajar para normalizarla y para que siga creciendo, aunque alguno quiera bajarse del proyecto”, señaló uno de los dirigentes en contacto con EL DIARIO.
Una reunión ríspida
La situación de Miranda en la entidad tuvo una salida casi esperada, aunque el pasado martes en una ríspida reunión de la que participaron unos 20 padres (de los cerca de 80 jugadores que tiene la entidad), más algunos de los entrenadores y varios jugadores, se intentó por parte de un sector de padres, que no se quebrara la relación, ni se desmembrara la entidad. Aunque parecía que la idea que prevaleció ya venía consensuada por parte de un grupo mayoritario que concurrió a dicha convocatoria.
En la votación (con resultado de 18 a 2) se optó por fracturar la entidad en dos, mientras un jugador del equipo de Primera división, visiblemente conmovido se quejó: “No me quiero ir a otra entidad. Ya cambiamos de nombre tres veces por caprichos de un solo tipo”.
La nueva entidad, que tendría como impulsor al mismo Miranda, estaría “bajo el ala” jurídica de la Funder, entidad vinculada al Instituto San Antonio, según contó un padre que participó en dicha reunión. La nueva entidad estaría integrada por aquellos jugadores que decidan cambiar de club, aunque antes deberán cumplimentar con las normativas de la Federación Cordobesa de Handball, con respecto al tema “pases”. La Funder deberá hacerse cargo de conformar una comisión de padres, la inscripción de equipos y entidad, y también conformar un presupuesto, esto teniendo en cuenta que el grupo de padres que se encargaban de reunir los presupuestos mensuales, más el pago de los entrenadores (el de Miranda era uno de los más onerosos en el deporte amateur villamariense), continuará en el Villa María Handball.
Lo que queda claro es que fracturar un club para que sean ahora tres las entidades que practiquen handball en la ciudad no es sinónimo de crecimiento. En más, los principales perjudicados siguen siendo los jugadores (por cuarta vez), que no terminan nunca de identificarse con un club para cambiarse a otro, con el costo de credibilidad en el proyecto que eso origina y el económico que eso conlleva.