Desde la Unión de Trabajadores de los Estados Municipales (UTEM) se informó que se está realizando un relevamiento de los compañeros trabajadores que el municipio local tiene precarizados.
“Vamos por cada repartición preguntando quiénes realmente cumplen tareas en esos lugares y encontramos diferentes modalidades que se utilizan para precarizar las relaciones laborales con los empleados: contratados desde hace 12 años que aún no son reconocidos en planta permanente, facturantes que hacen figurar como prestadores de servicios y deben pagarse su propios aportes jubilatorios y demás cargas sociales que debería asumir el municipio, becarios que en realidad son trabajadores que tienen negados hasta los derechos fundamentales, etcétera”, comunicaron desde el gremio.
En cada lugar que han visitado, señalan los dirigentes gremiales, “la precarización laboral adquiere los rostros concretos de hombres y mujeres que trabajan curando, enseñando, asistiendo, reparando, limpiando, construyendo. Cada uno de ellos tiene una historia de derechos postergados y duele que pasen los años sin que se les reconozcan sus derechos. La situación es tal que no se arreglaría con el pase a planta de 20 o 30 empleados, por la cifras que venimos manejando calculamos que el municipio de Villa María cuenta con alrededor de 800 empleados a los que no les reconoce sus derechos. Consideramos que ningún modelo de gestión municipal puede pensarse medianamente exitoso si no puede registrar como manda la ley a sus propios empleados”.
Cifras
En ámbitos relacionados con el área Deportes han encontrado que el 37% de los empleados son facturantes; entre quienes trabajan en el edificio de Patrimonio Histórico el 62% es facturante; entre quienes trabajan en control sanitario de carnes en la ciudad el 57% son precarizados (facturantes y contratados); en el caso de las reparticiones que tienen sede en el corralón, habiendo censado 76 trabajadores hasta el momento se halla un 41% que está precarizado (contratos o facturantes). En tanto, en el cementerio se encontró un porcentaje del 42% de precarizados bajo la figura de facturantes.
A la par, UTEM ha relevado otras cuestiones que afectan las condiciones de trabajo. En tal sentido, precisaron que en el Centro de Rehabilitación Enrique Elissalde, que se ocupa de la problemática de los disminuidos visuales y ciegos, “hace un año que no tienen personal tan clave como quien debe ocuparse de enseñar orientación y movilidad a quienes concurran a ese lugar.
Las condiciones edilicias dejan mucho que desear, como así el mobiliario. Por ejemplo, la heladera del lugar no funciona, es decir, que si concurre alguien insulinodependiente, tendría problemas para guardar sus medicamentos al frío mientras permanece haciendo la rehabilitación”.
Del mismo modo, denunciaron que “en algunas reparticiones se ha intentado prohibir la actividad gremial, en clara oposición al estado de derecho. Pero más allá de los reclamos que haremos ante los organismos correspondientes, estamos convencidos de que no quieren dejarnos entrar porque tienen cosas para esconder, no quieren que los municipales continuemos organizándonos para pedir por los derechos que nos corresponden. Seguiremos demandando que se reconozca la calidad de empleados municipales a quienes hace años trabajan para el municipio, la derogación de los artículos discriminatorios de la ordenanza que fija el Estatuto del Empleado Municipal para que todos tengamos los mismos derechos y la recategorización de quienes están en planta permanente”.