Es difícil no ver la figura de Lionel Messi en algún momento del día, ya sea en la televisión o en Internet. O en la publicidad de YPF llamada “Historias paralelas”, que traza una analogía entre la carrera de Messi y la recuperación de la empresa por parte del Estado. El énfasis está puesto en la argentinidad de Messi. En el spot se ven diarios con títulos como “Allá juega el doble” o “Es otro Messi”, en referencia al bajo rendimiento de Messi en la selección argentina en años anteriores. Hoy Messi cuenta con la aceptación popular, metiendo goles en los tres partidos que lleva jugados el equipo en el Mundial de Brasil.

Es ídolo de masas, considerado un ser superior. Por lo tanto incapaz de cometer errores. Un ídolo es una imagen de culto que es adorado por la deidad, demonio o espíritu que contiene o representa. El juego de palabras con su apellido y la palabra mesías lo evidencian (el Messías). Algo que también ocurrió con Diego Maradona (la mano de Dios, la iglesia Maradoniana, la palabra Dios escrita con el uno y el cero).

¿Por qué se mezcla el fútbol con la religión? La explicación del psicólogo social Ricardo Silva es fascinante. Silva habla de la función del juego en la constitución y sostenimiento del psiquismo y de la atracción ancestral que el ser humano tiene por jugar con figuras esféricas. La esfera es un símbolo histórico de la búsqueda de la perfección.  Nos dice Silva, sin dejar de lado el papel de los medios masivos, que el hecho de que el fútbol se haya vuelto pasión de multitudes quizá tenga que ver con la fantasía de “bajar” lo perfecto-esférico a la Tierra. Silva: “El heroísmo de esto, radicaría en poder ejercer momentáneamente el dominio de esta esfera, que formaría parte de lo divino, con la parte del cuerpo tal vez más inhábil para el ser humano: los pies. La posibilidad de pilotear lo divino en y desde tierra firme, nuestro propio mundo humano, tendría algo que ver con lo que el misterioso magnetismo del  fútbol, despierta a nivel inconsciente sobre la gran mayoría de las seres humanos. Independientemente de naciones, razas, credos, edades o condición social”.

La idolatría es el culto a los ídolos y a las falsas divinidades. Messi es un jugador de un talento inmenso, no se puede negar. Pero también es un ser humano, con virtudes y defectos. No es un Dios omnipotente. Ponerlo en ese lugar es una presión inmensa. Todo su entorno lo debe presionar. Las corporaciones que usan su imagen en las publicidades también necesitan que Messi rinda en la cancha. Creo que Maradona no pudo soportar ese lugar en el que la sociedad lo puso: el de ser como Dios. Es una responsabilidad muy grande cargar con las alegrías y frustraciones de todo un país. El ídolo se convierte en una máscara de las propias carencias, en un espejo en el que se proyecta el ideal del yo. Si hace goles, todos lo aman. Pero cuando falla, surge la descalificación. No estoy en contra de tener ídolos. Me parece que son parte del proceso de des-idealización de los padres por el que todo adolescente debe pasar y de esa forma construir su propia identidad. Cuando gana la selección, ganamos todos. Cuando pierde, la culpa es de otro. Esto me parece injusto para los jugadores y es un síntoma de exitismo.  El fútbol es un deporte que exige un esfuerzo físico y mental enorme. Hay un alto precio que pagar por estar en la cima del mundo. Debemos cuidar a los ídolos.

 

Leonardo Peplo

Fuente: Psicología de las masas e idolatría: el analizador Maradona