El viernes pasado se llevó a cabo la inauguración simultánea de dos muestras en el Museo Municipal Fernando Bonfiglioli.
La particularidad de la presentación radicó en que la adecuada apreciación visual de sendos trabajos debió realizarse desde el primer piso, a pesar de que una de las exposiciones se plasmara en planta baja.
La joven Melisa Urbani, villamariense radicada actualmente en Córdoba, concretó en la sala ubicada a metros del ingreso al Museo la instalación denominada “Co-existencia”, una suerte de mosaico de fotografías ubicadas en diferentes alturas que únicamente podía observarse en su magnitud desde el piso superior.
El amplio despliegue, separado en módulos, le sirvió en 2013 como tesis de grado en la Licenciatura en Escultura de la UNC. “El proyecto -explicó Melisa- surge de la idea de vincular la fotografía con el espacio y el tiempo. Capturé imágenes, desde distintos puntos de vista, durante varios momentos en el hall de la Casona Municipal de Córdoba y con eso compuse la obra. Por eso el nombre de co-existencia’ , es decir ‘existir a la vez’”.
La primera vez que se expuso la instalación fue precisamente en dicha dependencia estatal, cuya antesala cuenta con balcones en sus cuatro lados para la observación. “Después lo que lo hice allá , me di cuenta de que podía funcionar en otros lados y por eso la presenté en este lugar”, comentó Melisa, quien entre sus antecedentes se destaca una exposición escultórica en el Paseo del Buen Pastor.
Un pueblo en madera y obras en técnica mola
En tanto, en el primer piso, se exhibió una exposición colectiva que en realidad engloba dos series artísticas diversas. “Camino del encuentro” comprende los trabajos de dos compañeras del Liceo de la localidad santafesina de Santo Tomé: Viviana Muzalski y Karina Salinas.
“Ambos trabajos los hicimos para nuestros trabajos de grado y un poco más pequeños, pero después decidimos presentarlos como muestra conjunta y un poco más ampliada. La primera vez fue en Esperanza, Santa Fe, y la segunda aquí en Villa María”, comentó Viviana. Muzalski, que exhibió la serie “Sistema vital”, en la cual recreó en madera una interesante geografía del pueblo de su infancia, la localidad misionera de Oberá.
“Yo me crié entre maderas. Además, mi padre y mi exmarido trabajan con ella. Por eso, esta obra se hizo con pedacitos de descarte, unidos, pegados y clavados aunque no cortados porque trato de preservar lo que la madera me sugiere. Aquí represento mi historia personal y mi entorno, con cascadas, animales y casas”, agregó.
Además, en un rincón especial instaló un “árbol” construido en base a pedazos iguales de distintas maderas (entre ellas ejemplares exóticos como la pinotea, proveniente de Estados Unidos). Viviana adelantó que antes de fin de año abordará una labor totalmente diferente, en cerámica, alusiva a formas marinas. Respecto a la obra de Salinas -quien debió viajar tras montar su muestra- presentó “Senderos reconstruidos”, desarrollada en base a la técnica mola, originaria de la cultura indígena kuna de Panamá. “Son capas de telas donde se va recortando cada capa y se va utilizando el color que se desea agregar cosiéndolo a mano. Karina lo aprendió de una señora que había viajado y estudiado en Panamá”, acotó Viviana.