Gaby y Verónica dicen que si bien el circo no logra el impacto de antaño en la sociedad, “nunca desaparecerá”.
Con un dejo de nostalgia por otros tiempos, pero con el convencimiento de que siempre permanecerá presente en la comunidad, hicieron un pantallazo de sus vidas bajo la carpa, en contacto con personas de distintos lugares y recorriendo diversos sectores del país.
El Circo Blue Star llegó a Villa Nueva y se instaló en el Parque Hipólito Yrigoyen, en uno de sus sectores más bajos, cerquita del río.
En los alrededores de la carpa y en las afueras de las casillas rodantes que albergan a quienes dan vida al espectáculo, numerosos perros salchicha ladran ante la llegada de EL DIARIO.
De uno de los carromatos sale Gaby, quien amablemente dará los primeros pincelazos de la historia y el presente del emprendimiento artístico. “Elegimos esta ciudad porque nos pareció interesante y porque hasta hace poco hubo uno en Villa María y la idea es dejar descansar la plaza. Este es nuestro segundo fin de semana aquí”, contó.
Dijo que los animales y los enanos fueron desapareciendo de estos espectáculos en el país. Los primeros por las razones superconocidas. Y los enanos, “porque son muy mal pagos”.
El Blue Star sí cuenta con tres, una mamá y sus dos hijos, que son payasos.
Gaby convoca a la bella Verónica, una de ellos, a sumarse a la charla periodística.
Así, contarán que en escena hay 15 personas, entre contorsionistas, trapecistas, malabaristas, equilibristas y otros artistas. Está el globo de la muerte, el péndulo, el Sapo Pepe, Barnie y el Hombre Araña, además de otros.
“El público, gracias a Dios, sale conforme de las funciones”, contaron y añadieron que tuvieron un buen debut en la ciudad.
Sobre los requisitos que les pidió la Municipalidad, no dieron precisiones porque “eso es manejando por nuestro representante”. Los dueños del circo conforman una cooperativa “y nosotros somos los artistas”.
“El circo -en general- ya no llama tanto la atención, porque se ha ido devaluando”, admitieron. No obstante, “creemos que nunca se perderá, porque tiene magia, es inocente”.
Tanto Gaby (que es trapecista) como Verónica coincidieron en que hay mucha competencia para estos eventos porque existen múltiples alternativas de diversión, entretenimiento “o cosas negativas, porque uno ve que la droga está presente en la sociedad”.
Por todo este abanico es que buscan permanentemente innovar, darles un plus a los asistentes.
“El nuestro está completito, con brillos, luces, muchos artistas”, resaltaron.
La tradicional foto visora ya no se ofrece; en cambio se estila la foto llavero. Los payasos son los más aplaudidos. Y también deslumbran escenas de acrobacia.

Golondrinas

Gaby tiene 27 años y no pertenece a una familia circense, pero desde los 15 forma parte.
“Acá todos los chicos estudian”, aclaró sobre los protagonistas del Blue Star. “Van pidiendo pases a distintas escuelas, asistiendo dos o tres días a cada colegio, según la ciudad en la que estemos”, detalló.
Verónica se sumó: “Hay una ley que nos ampara, de Argentores, la Ley Golondrina, por lo que si no hay lugar (en el establecimiento educativo), lo mismo tienen que darnos”.
Ella tiene 25 años y contó que su mamá “salió del circo y después me sumé yo”.
“Para estar acá te tiene que gustar, es una constante salida a pasear por rincones del país, conocer lugares insólitos y personas de todos lados, durante todo el año”, contaron e invitaron a los villanovenses y villamarienses a visitarlos, ahí en la ribera del Ctalamochita, en el mayor pulmón verde de Villa Nueva.

Quiénes conforman el público

Los entrevistados señalaron que en los pueblos asisten generalmente los jóvenes. En cambio, en ciudades más grandes, el circo suele atraer “a la mamá, al papá, al nene; es más familiar”.
Respecto a si existen zonas de Argentina en la que perdura la tradición circense más que en otras, confirmaron que sí. “En provincias del norte gusta más, los atrae más y se llenan”, indicaron.
En otros sectores, como en nuestra provincia, no sucede lo mismo, pero ya saben cómo y en qué momento despertar el interés de la ciudadanía. “Aquí hay que dejar descansar la plaza, si recién se va uno, hay que esperar un tiempo para ofrecer otro”, apuntaron.