La médica villamariense Miriam Angelelli (foto), sobrina de monseñor Enrique, participó de los actos y del final de juicio que concluyó en la condena a cadena perpetua por el crimen del obispo de La Rioja a Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella.
“Fue un acto emocionante, saber que la verdad tarda, pero llega”, dijo la profesional desde La Rioja.
Recordó que la actividad comenzó el jueves con una misa concelebrada “por obispos y sacerdotes que vinieron de todo el país y que usaron el color rojo, que representa al martirio”, indicó.
Luego se hizo una vigilia hasta el viernes, fecha en la que se iba a dar lectura a la sentencia. “Era una multitud y todos se acercaban para contarnos anécdotas del tío Enrique. Había sembrado mucho amor en el pueblo, especialmente entre los más necesitados”, dijo.
El padre de Miriam es primo hermano del obispo asesinado. “Tuvimos una relación cercana desde chicos. El nos dio casi todos los sacramentos y recuerdo que cada vez que nos juntábamos a comer, jugaba diciendo que nos pegaba una cachetada para confirmarnos de nuevo. Siempre fue alguien a quien respetamos mucho, pero que jamás perdió el buen humor”, dijo.
El fin del juicio fue también una oportunidad de rencuentro para toda la familia. “Mis primas que están en Córdoba y La Rioja vienen luchando por esto. Cuando leyeron la sentencia diciendo que los mandaban a Bouwer, todos pudimos celebrar que aunque tarde, la Justicia llegó”, concluyó.