El concejal del Partido Villamariense Escindido Acción para Crecer, Ricardo Pereyra, ingresó al Concejo Deliberante un proyecto que prohíbe en el ejido municipal la utilización, acopio y venta al público de artificios de pirotecnia. La iniciativa tomó estado parlamentario el viernes pasado y se presume que despertará polémica.
"Tengo en claro que no será fácil aprobarlo, por un montón de situaciones. Aparte de la tradición en usar estos productos, pretendo que su aval sea de carácter regional y no sólo local", expresó el edil al ser abordado por EL DIARIO cuando se retiraba del órgano parlamentario.
"Estuve hablando en el municipio de San Francisco, que están trabajando el tema, y considero que debería ser una propuesta de carácter provincial. No es cuestión de cortar la venta de la noche a la mañana, pero al menos de ir avanzando en la materia", indicó.
Pereyra hizo hincapié en los efectos que causa la pirotecnia en animales. "También incide en otros aspectos que la ciudadanía tiene muy en claro", dijo.
El legislador local fue preciso al resaltar que "lo que pretendemos con esto es la prohibición total, salvo algunas aristas que tendremos que ir tratando porque, reitero, no se puede cortar de la noche a la mañana". "El daño que se les hace a los animales es evidente", subrayó, y añadió que "el tema va incluso más allá de esto, porque abarca lo que es fabricaciones militares, artificios o bombas de estruendo que se usan en lo marítimo".
La intención es prohibir también la pirotecnia fría.
Consultado sobre qué ocurriría entonces con la tradicional competencia de fuegos artificiales de cada fin de año en el Balneario Municipal, contestó que propone "que los espectáculos públicos tengan un piso mínimo (de asistencia) del 10% del padrón electoral, para que tenga asidero utilizarla, lo que deberá discutirse".
"Será la Secretaría de Prevención Comunitaria la que deberá controlar el tema", apuntó.
Cuando se le preguntó si en la elaboración del proyecto surgió cuál es el nivel de venta de la misma en los últimos tiempos, contó que no tiene datos concretos. "Al tener un traslado provincial y al estar reglamentado por una ley nacional, se presta mucho a la actividad en negro. No es fácil controlarla. Para saber bien si cayó o no la venta en el rubro, hay que hacer una cosa con seriedad. Y para tener un control, no vemos otra salida que no sea la de una propuesta regional", declaró.
Pereyra contó, ante una pregunta, que hay ordenanzas similares en el país y que "incluso algunas han sido vetadas por no haberse trabajado en profundidad, como en Villa Gesell, porque fue una cuestión política, por eso yo pretendo que no sea algo de un solo concejal ni de un partido".
"Muy pocos quieren tocar este asunto. Deseo que haya participación de todo el mundo en su sanción y pedirles opinión a quienes la venden, quienes no venden, los que fabrican. Causa muchísimos problemas y nosotros no nos damos cuenta. Nos damos cuenta de su efecto en un perro, pero no pensamos en la persona ciega que tiene un animal doméstico, que vive sola y que se tiene que levantar porque el perro le pide asustado que le abra la puerta. Cuando hace un gol Argentina salen todos a tirar bombas de estruendo, sin analizar quizás lo que provoca", manifestó.