Argentina avanza, emociona. Y en el paso a paso rumbo al título más soñado, cada vez más gente se prende al desahogo que suele transformarse en festejo prolongado.
En Villa María, la tradicional esquina de los festejos de San Martín y Buenos Aires tuvo ayer una verdadera multitud, la mayor desde que comenzó el Mundial.
No era para menos. El equipo se jugaba el pase histórico en un mediodía de sábado frío, ventoso. Y el final del encuentro en Brasilia tuvo, paradójicamente, el inicio del encuentro de los villamarienses en la celebración, confirmando que el aguante es más fuerte.