Desde hace años, el panorama a futuro nunca volvió, ni volverá a ser alentador para los videoclubes.
El abanico de posibilidades que ofrece Internet al momento de elegir ver una película fue el primer golpe con el cual tuvieron que luchar estos negocios que, pese a ello, lograron sostener el movimiento de alquileres.
Sin embargo, hay un nuevo factor que golpea actualmente las góndolas llenas de DVD y con el cual a los conocedores del rubro se les hace imposible luchar.
Así lo explica quien hace 24 años tiene el videoclub Esmeralda: “El problema es el ritmo de vida que lleva la gente, que está siempre muy al palo, me encuentro con gente que hace mucho no viene al videoclub y me dice que es porque llega muy cansado a la casa o que no tiene tiempo para sentarse dos horas a ver una película. Eso es una competencia a la que no podemos enfrentar”.
La vieja costumbre de ir al local a alquilar una película está atravesando unos de sus momentos más delicados. “Es bastante dramática la cosa”, resume Tavarone.
“Estamos pasando por una temporada muy floja, pero pese a todo la costumbre no termina de perderse. De todas formas, por lo que uno va viendo, esto no se va a poder sostener muchos años más”, reconoce Mariano Barreras de Quality DVD Club, que lleva nueve años en el rubro.
“La baja es grande”
Internet fue el primer desafío, coinciden ambos. “Internet ya no es nuevo y la posibilidad de ver películas por ahí ya tiene sus años, pero la baja, ahora, es grande y se ha sentido mucho”, analiza Tavarone.
Para Barreras “Internet y los canales de cable siempre están comiendo un pedazo de mercado”, pero lo que, pese a ello, venía sosteniendo el ritmo de alquiler de películas “es la posibilidad de alquilar algo en 3D, alta definición o BluRay, que a veces es difícil de conseguir en la web”. “Hoy el 80% de lo que mueve el negocio es los estrenos”, afirma quien tiene en su local más de ocho mil películas.
Tavarone va un poco más profundo y cree que “la crisis, en el entretenimiento, hace estragos”, porque “cuando uno no tiene dinero no alquila, no compra libros, no sale a comer”.
Considera que “Internet ha sido un golpe, pero el más influyente es el cambio de costumbre, porque hoy la gente que antes iba a alquilar una película prefiere descansar”.
Por ello, explica, pese a tener casi 25 años en el tema, se vio obligado a ir agregando rubros a su negocio para ofrecer también libros y música y la posibilidad de tomarse un café.
“De a poquito, la Internet y las alternativas que ofrece el cable le van ganando la carrera al alquiler de películas”, sostuvo Barreras con un dejo de resignación.
Para colmo, se trata de una actividad que no responde a otros factores. “Es todo muy cambiante”, asegura Tavarone, y ejemplifica: “El invierno era una época fuerte, pero este no está siendo bueno y sí lo fue el verano”.
“La pérdida de costumbres en el entretenimiento y el tiempo que tiene la gente para dedicarle”, son la suma de cosas contra las cuales hoy luchan los videoclubes de la ciudad y con una mirada no demasiado alentadora.