Tras cumplir recientemente dos años de vida, el comedor Caritas Felices vuelve a apelar a la solidaridad de la comunidad villamariense para poder seguir alimentando a los 60 niños que asisten en el barrio La Calera.
Marisa Sánchez, quien está al frente del comedor, indicó que hoy iniciarán una campaña por toda la ciudad para recolectar alimentos no perecederos.
La cara visible de Caritas Felices, junto con las otras 12 personas que colaboran con ella en el comedor, recorrerán las calles por la tarde, pidiendo ayuda a los vecinos. La campaña se efectivizará de lunes a viernes con la asistencia de un vehículo que les servirá para transportar las donaciones que reciban.
“Hemos tocado fondo, no recibimos ayuda de nadie, sólo de la gente común para el día a día. Aunque parezca mentira, los que menos tienen son los que más ayudan”, se lamentó Marisa en diálogo con EL DIARIO.
“Vamos a ir barrio por barrio, con un vehículo y un megáfono explicándole a la gente qué necesitamos y por qué lo pedimos. Si es necesario vamos a ir golpeando puerta por puerta. Estamos avisando lo que vamos a hacer para que la gente sepa y no se asuste, para que nos atienda y nos ayude”, explicó.
“Además de los no perecederos necesitamos toda clase de alimentos, todo lo que puedan darnos es bienvenido”, aclaró.
“No tenemos qué darles de comer a los chicos, con la carne y el pan la ‘piloteamos’ porque hay colaboradores que nos los proveen, pero nos hace falta todo tipo de alimentos no perecederos”, señaló Marisa, quien agregó que también reciben religiosamente la colaboración de puesteros del mercado central, que les aportan las verduras los días viernes.
“Ayer nos regalaron locro y eso nos permite tener comida para darles a los chicos el viernes, pero no sé qué le vamos a dar el lunes”, confesó la mujer, angustiada.
Sánchez precisó que para alimentar a los chicos que asisten al comedor le son necesarios, como mínimo, 27 paquetes de fideos por semana, o en su defecto, cuatro kilos de arroz o la misma cantidad de polenta semanales.
Además, Marisa aseguró que en estos días de vacaciones escolares de invierno, su intención era elaborar una mayor cantidad de comida de modo tal que sobrara para que los niños pudieran llevarse a sus hogares.
“Ahora que están de vacaciones en la escuela y no tienen el Paicor, algunos de los chicos no tienen otra comida más que ésta que reciben acá. Nos damos cuenta de eso porque hay algunos que repiten hasta cuatro veces el plato. Pero si seguimos así, no sé cómo vamos a hacer, porque sinceramente, no tenemos más recursos”, reiteró.
“Se nos ocurrió realizar esta campaña por todos los barrios y el último día, con este mismo fin de recolectar alimentos, iremos a la plaza Centenario, porque tal vez la gente que vive en el centro no sabe que la estamos haciendo y al enterarse puede ayudar”, manifestó.
De merendero a comedor
El comedor Caritas Felices les da tres veces por semana, lunes, miércoles y viernes, la cena a 60 chicos del barrio La Calera, que van desde los 12 meses hasta los 15 años de vida.
Además, los sábados se les da la leche y los martes los niños reciben apoyo escolar, además de una taza de mate con galletitas “o con lo que haya”, dice Marisa.
Caritas Felices también brinda talleres de arcilla, les enseñan a los niños a hacer una huerta cómo elaborar pan casero.
Hace dos años atrás el espacio solidario que conduce Sánchez comenzó a funcionar como un merendero para unos 20 chicos de ese sector de la ciudad. Como las necesidades se fueron agudizando, la copa de leche se fue transformando hasta convertirse en la actualidad en un comedor.
Marisa es ama de casa y madre de cuatro hijos. Al momento de responder cómo surgió la idea de este emprendimiento, contó que se gestó en conjunto con “chicos de una agrupación política”, que decidieron alejarse al comprobar que a ella no quería ni quiere “ninguna bandera política” metida en esto.
Con la ayuda de todos Caritas Felices pudo construir su casa propia, que estrenó en diciembre pasado, y poco a poco va anexando cosas que ayuden a paliar carencias. Por eso, ahora allí también funciona un ropero comunitario y, desde hace unos días, la pretensión de festejarles los cumpleaños a todos los chicos que asisten.
“Hay mucha necesidad. Los chicos que vienen son hijos de madres solas o tienen padres que trabajan en changas y no les alcanza”, afirmó.
“El apoyo oficial es muy poco, creo que la Municipalidad podría ayudar más. Funcionamos con el aporte de la gente y todo lo que nos quieran dar es bienvenido. Cualquier cosa comestible se recibe, menos plata. Dinero no se recibe”, destacó Marisa, quien remarcó que en este momento también se necesitan frazadas, ropa y calzados.
Además de los que puedan colaborar cuando las Caritas Felices toquen a sus puertas, quienes tengan intención de acercar una ayuda para el comedor pueden hacerlo concurriendo directamente a la calle Juárez Celman 842, en el barrio La Calera, que es donde funciona.
También pueden comunicarse vía Facebook con Marisa Sánchez o llamando al teléfono 154114971 para coordinar cómo acercar las donaciones.
“Todos los que quieran venir a ver lo que hacemos tienen las puertas abiertas, también para ayudar, para conocer, para compartir. Lo bueno es que todos los que vinieron no se fueron y siguen visitándonos”, aseguró la mujer para finalizar.