Samuel Jofré Giraudo, el obispo de la Diócesis de Villa María, sostuvo que la paz y el bienestar moral deben ser los objetivos cardinales de la Patria, advirtió sobre la deuda externa y resaltó que existe un déficit habitacional en la República Argentina. Por otro lado, remarcó que en esta ciudad y la zona se vive en un ambiente de mayor serenidad que en otros lugares del país.
Sus expresiones se dieron ayer en la iglesia Catedral, durante el tradicional Tedeum del 9 de Julio, ante autoridades de la localidad y algunos vecinos.
En ese contexto, alertó sobre el problema de refinanciar las deudas. “Desde hace décadas la Patria recorre el mundo pidiendo negociar o refinanciar sus deudas”, apuntó y añadió que se debe cambiar la actitud, si no es “como se dice, patear el problema para adelante, generando una bola de nieve”. Luego transportó esta situación más allá de la Nación, incluyendo “a las provincias, municipios, clubes, incluso cuántas veces los sacerdotes nos encontramos con familias que están constantemente tarjeteando, sacan todas las (tarjetas de crédito) que pueden para pasar de una a otra y patear el problema hacia adelante”.
“Necesitamos cambiar”, señaló. “No es sólo un problema argentino, las grandes potencias del mundo tienen deudas siderales, que también están pateando para adelante, son un poco más ordenados que nosotros pero en el fondo reflejan el mismo problema, que debemos animarnos a superar”, indicó y vinculó la cuestión al consumismo.
También lo conectó con “el desorden ecológico, que viene casi principalmente del consumismo” y censuró “esto de querer incentivar la economía sólo en base al consumo sin las necesarias inversiones; se nota en la estructura familiar la falta de viviendas, tenemos un déficit habitacional muy serio que genera un desacomodo en la cultura misma”.
En otro tramo de su homilía, dijo que “para el Bicentenario podemos ponernos como objetivo llegar con los diálogos más aceitados”.
Consideró que en esta zona “tenemos un clima de serenidad mayor que en otros lugares de nuestra Patria” y evaluó que a “ese ambiente de bienestar y serenidad tenemos que verlo como un talento a trabajar, sin orgullo, con humildad, y ver que es una oportunidad para que estudiemos los problemas nacionales y locales y nos anticipemos”. “Podemos sentirnos más protagonistas, no tenemos bolsones de miseria, conviene que nos anticipemos para asegurar la consolidación de la paz y ofrecer a nuestra Patria algo más. Para eso tenemos que promover más diálogos entre nosotros”, manifestó el purpurado y ofreció a la Iglesia “no como una dirigencia más” sino como el ámbito espiritual para apostar al encuentro.
Las herencias de la Patria
El alto dignatario de la Iglesia afirmó que “la Patria es una herencia, un patrimonio, no sólo ni primeramente económico, sino además cultural, territorial, económico, legislativo, político y, como toda herencia, tiene pasivos, ya que no se puede pretender recibir sólo los activos”. En este orden, dijo que “reconocemos que la herencia recibida tiene muchos más activos que pasivos” y evaluó que en el presente existe “mucha queja de los pasivos que tenemos”. Por esto, consideró importante que sin desconocerlos, “conviene que nos recompongamos un poquito y decir que tenemos una herencia con más activos”.
“No es el objetivo final de nuestra vida hacer una Patria muy rica, la más poderosa de nuestra Tierra; nuestra Patria tiene que ser el ámbito en el cual conozcamos a Dios y nos ganemos el cielo. Tenemos que recordar que la grandeza de la Patria no se mide tanto por el Producto Bruto Interno o los éxitos deportivos sino por la paz, por el buen ambiente moral, lo que no excluye el conveniente progreso económico, las sanas diversiones ni el entretenimiento de competencia deportiva”, señaló.
“A veces de tanto quejarnos nos distraemos y no nos ponemos a trabajar en serio, cada uno en lo suyo. En nuestro pueblo falta protagonismo”, subrayó.
Lo que dijo sobre el Mundial
El obispo dijo que la grandeza de la Patria no se mide por los éxitos deportivos y en ese marco se refirió a la Copa Mundial de Fútbol, apuntando que el deporte “tiene que servir para hermanar, no para oponer, por eso comprometo a que hoy (por ayer) sea festivo, sea cual sea el resultado deportivo, si no deja de ser un juego y se corrompe, se pierde”.