Mara Santacroce tiene apenas dos años. Su papá es argentino y su mamá alemana. Vivió este Mundial con banderas celestes y blancas y alentando al combinado nacional al grito de: “Argentinien, Argentinien”.
La anécdota es relatada a EL DIARIO por Alejandro Santacroce, un diseñador gráfico que hace cuatro años y medio está radicado en Alemania.
Sin fanatismo, no duda en alentar a los germanos cuando juegan contra cualquier equipo del mundo que no sea Argentina. “Incluso, tengo una camiseta alemana porque acá juego al fútbol”, señaló.
Fueron viendo los partidos, según el clima, en la casa o en espacios públicos. “Acá se usa mucho, como es verano, poner pantallas gigantes para que la gente se reúna al aire libre para ver el Mundial. El problema lo tuvieron los dueños de los bares durante Alemania-Brasil, porque regalaban algo, por ejemplo, una cerveza o un trago, por cada gol, imaginate”, señaló, recordando el resultado de ese cotejo donde los teutones hicieron siete goles.
“Acá hay mucha euforia. Por un lado, una liga de fútbol muy fuerte y por el otro, creo que se usa mucho el Mundial para poder exponer los colores de la bandera alemana. No es habitual que sea así, porque con la historia del nacional socialismo hay como un complejo de que se confunda el uso de los colores del país con esa ideología. Así que el fútbol es la excusa perfecta”, señaló.
También se viven con mucha euforia las finales. “Se sale a festejar en caravana, que acá le dicen corsos. Hay mucha gente celebrando siempre”.
Santacroce vive con Cathi, su mujer alemana y sus dos hijas, nacidas allá, en la ciudad de Constanza. Nació en Oliva, estudió el secundario en la Escuela del Trabajo “y también hice algo en Bellas Artes de Villa María”. Luego fue a la capital provincial donde hizo la carrera de Psicología, aunque su talento en el diseño gráfico lo llevó a trabajar en medios de comunicación, como el diario La Mañana de Córdoba. Actualmente se dedica al diseño de páginas web y sigue estudiando en Alemania.
Hoy, cuando sean las 21 en Alemania, comenzará la final del Mundial de fútbol. “Por la hora imagino que lo veremos en casa”, dijo Alejandro. Cathi, su mujer alemana, no duda en hinchar también por Argentina. “Lo bueno de esta final es que mis hijas, Luna (4) y Mara, no van a conocer la idea de derrota. Cualquiera que gane será su país”, concluyó.