Jazmín Calderón Avila recorre cada viernes, desde hace tres años, los 80 kilómetros que separan Pampayasta de Villa María con la ansiedad de quien desea que el viaje pase rápido porque lo que espera está del otro lado del camino.
Esos 40 minutos que hace con su mamá Marisa en remís o colectivo son los que la separan del Conservatorio Superior Felipe Boero, donde toma clases de piano. Ahí la música la conecta con el mundo y encuentra en las teclas la luz que el destino no quiso dejar entrar por sus ojos al nacer.
“Me gusta venir a clases, es fácil”, se ríe Jazmín, de 16 años, cuando se le pregunta sobre la dificultad de aprender a tocar el instrumento. “De chiquita le gustó, esto viene de familia porque el tío toca el acordeón y su hermano es armonicista”, cuenta la mamá Marisa.
El año pasado se dio el gusto de subir al escenario de algunas peñas para tocar junto a esos familiares. Mientras su mamá cuenta que le gusta tocar chamamé y folclore, ella interrumpe y dice que, además, le gusta el cuarteto.
“Me gusta cantar también”, dice Jazmín, siempre entre risas, que hace poco empezó a tomar clases de canto. “En casa se la pasa cantando, poniendo música o con los auriculares, también tenía un órgano que tocaba todo el tiempo, tener un piano sería un sueño; la música la conecta con el mundo”, asegura su mamá.
En junio realizó una audición, “es una satisfacción verla en el escenario, ya con verla tocar es un orgullo”, resalta Marisa. Tanto le gusta la música, que Jazmín pidió venir más días a clases, pero no fue posible.
“Me gustaría hacerlo profesional”, asegura casi sin que se le pregunte. Para Jazmín ser no vidente nunca es un obstáculo cuando se trata de música y sus sueños van más allá de cualquier limitación.
“Lo hace con gusto y esfuerzo”
“Su maestra es muy buena, le tiene mucha paciencia”, destaca Marisa. Su maestra es Laura Arrieta, quien no duda en destacar las virtudes de Jazmín: “Lo hace con mucho gusto y esfuerzo dentro de sus limitaciones”.
Laura recuerda que “Jazmín empezó muy tímida”, pero hubo un cambio radical “cuando me dijo que le gustaba el folclore y empezamos a hacer acompañamiento, tocando juntas, de canciones que conocía y que le gustaban”, asegura, y relata que “con esa música se siente más cómoda”.
Además, la profesora de piano de Jazmín desde hace casi tres años resalta que “tiene mucho oído, sabe cuando tiene que cambiar, se orienta bien en cuanto a la melodía y más cuando conoce las canciones, realmente lo disfruta mucho”.