La Municipalidad de Las Varillas dio marcha atrás con el plan de pavimentación, que generó cuestionamientos en la ciudad y temores entre los vecinos que interpretaron que una empresa privada podía llegar a rematarles las viviendas.
Con la rescisión del contrato con la empresa adjudicataria de la obra, el intendente Juan Pablo Rujinsky convocó a los medios para dar su visión de los hechos.
Admitió fallas en la comunicación de la Municipalidad con los vecinos y culpó a algunos sectores de la oposición y a especuladores inmobiliarios la campaña en contra de la obra.
Paralelamente, reconoció a la empresa “Ceretta Construcciones SRL”, de San Francisco, que renunció a cobrar la indemnización correspondiente por el renunciamiento del contrato por parte de la comuna.
“Quiero que sepan que cuando comenzamos a diseñar esta obra realizamos infinidad de reuniones de gabinete y numerosas consultas externas, lo que nos permitió concluir que había que hacer una obra de grandes dimensiones, pero a largo plazo, implementando un sistema muy similar al utilizado por el municipio para las viviendas”, dijo Rujinzky, al señalar que el plan de 300 cuadras de pavimento iba a llevar 10 años de ejecución.
A la hora de hablar de los costos, señaló que “son sensiblemente menores” a los de mercado, lo que les permitió fijar una cuota para un frentista promedio en 229 pesos y de 470 pesos para las esquinas. La indexación se iba a realizar en función de los aumentos del cemento, el gasoil y la mano de obra en Las Varillas. “Es decir, se lo hacía a medida que variara su costo real, no con índices externos que pudieran hacer que los valores se fueran de las manos”, aclaró.
Dentro del monto de la cuota estaba previsto un 5% del valor total para hacer un fondo destinado a colaborar con vecinos que no podían abonar las cuotas y a los jubilados que perciben la mínima.
“Las cuotas serían depositadas por los vecinos en una cuenta bancaria de la Municipalidad, de donde sólo saldrían hacia la empresa por certificación de obra realizada, previo control a cargo de técnicos de la Universidad Tecnológica Nacional”.
Uno de los puntos más sensibles que había generado temor entre los vecinos era el de los juicios por falta de pago que podía iniciar una empresa privada. En ese punto, Rujinsky aclaró que Ceretta Construcciones “no podía iniciar ni un solo juicio a ningún vecino sin la decisión de la Municipalidad y la emisión de la cédula cobratoria. A modo de ejemplo: ¿a cuántos vecinos hemos ejecutado por atrasarse en el pago de su cuota de vivienda? A ninguno en estos siete años”.
También destacó que la contratación de esa empresa se hizo después de un llamado a licitación y con el aval unánime de todo el Concejo Deliberante.
A la hora de admitir errores indicó que falló la comunicación: “Creemos sinceramente que no le hemos explicado con la suficiente claridad a los vecinos cómo se iba a desarrollar esta obra, con los detalles que ahora les estoy dando, posiblemente porque creímos que había sido suficiente que el proyecto fuese públicamente debatido en el Concejo, como ocurrió.
También se abrió el registro de oposición a la obra con la publicidad que establecen las ordenanzas y sólo dos vecinos concurrieron a oponerse”, destacó.
“También creemos que alguna oposición tuvo mucho que ver en asustar a la gente, en provocar la desesperación de aquellos vecinos que pensaron que no podrían pagarlo, haciéndoles circular versiones mentirosas sobre las intenciones de la empresa, los supuestos intereses que la harían impagable o el supuesto peligro de que una vez pagada o a la mitad la empresa se fuera con la plata de los vecinos, o bien rematara los lotes y las casas de quienes no pudieran pagar para quedarse con todos ellos. Nada de eso iba a suceder. Pero la desesperación y la patota pudieron más. Creemos que la intención era directamente que la obra se abortara. Fracasara. Y lo lograron... A eso se sumaron agazapadamente, disimulados en el tumulto, algunos vecinos que tienen varias propiedades beneficiadas por la obra y a pesar de tener una alta capacidad contributiva, pudiendo pagarla, se opusieron abiertamente, especulando con los precios de los terrenos y, además, porque no viven sobre calle de tierra”, concluyó.