La jueza de Niñez, Cecilia Fernández, adelantó que “en principio no queremos adherir” al proyecto de ley que presentó el legislador Héctor Muñoz para que Córdoba se sume al Registro Unico de Adoptantes a nivel nacional, con el fin de que agotadas las instancias de posible adopción en la provincia se puedan concretar en otros territorios al ser parte de la red federal.
La titular del Juzgado de Niñez argumentó su postura en el derecho a la identidad y la permanencia del niño en el espacio en que ha nacido.
“Un poco en coincidencia con lo que establece la Ley Nº 26.061, la Convención de los Derechos del Niño y nuestra legislación y en función del interés del niño para que pueda estar cerca de su historia de vida, queremos que nuestros chicos permanezcan en la provincia”, afirmó.
Consultada sobre por qué se registran pocas adopciones a través del Registro Unico de Adoptantes de la provincia, explicó que esta circunstancia se da porque la mayoría de los casos se da por vía directa, es decir que los padres de los niños que van a ser dados en adopción eligen a la persona que los adoptará.
“Cuando los legisladores tuvieron en cuenta este artículo lo hicieron atendiendo al ejercicio de la patria potestad, que ejerce el papá de los niños para elegir a quien creen que es el mejor para criarlos. Es una excepción de la ley, pero en la realidad es la constante”, advirtió. Entonces, “nos encontramos con que es poco lo que se puede hacer -y más con las modificaciones que ha tenido la ley- en cuanto a llegar a la verdad real de cómo se dan estas adopciones, porque los papás vienen y manifiestan que se lo dan a fulanos porque son los que ellos creen que están en condiciones de adoptar. Y se cierran en esto. No podemos ir más allá y nos encontramos que eso no es así, es algo que lo percibimos, pero no lo podemos acreditar”.
En este sentido, advirtió que “son acuerdos, gente que se va conectando con otra gente y se conjugan con la inexperiencia y la angustia de la persona que quiere dar su hijo en adopción, ya sea por distintas circunstancias de su vida, porque no lo puede criar, porque económicamente no puede o porque familiarmente es una complicación, ya que nadie sabía que estaba embarazada”.
“Son distintas circunstancias que no tenemos derecho a evaluar, pero sí a conocerlas, ya que en algún momento se le va a tener que dar una explicación al niño de su historia, porque está el derecho a su origen e identidad”, remarcó.
La magistrada hizo referencia especialmente a nenes que llegan “fundamentalmente de Santiago del Estero, de zonas muy pobres, y se van pasando el dato de matrimonios que están inscriptos en la lista y que nunca llegan”.
Fernández dijo desconocer cuántos pequeños están en condición de abandono y preadoptabilidad actualmente en la provincia. Y recordó que los jueces de Niñez “perdimos el manejo de la cuestión porque se administrativizó muchísimo el tema, interviene la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) y cuando agota todo lo pone a disposición del Tribunal, que tiene que declarar el estado de preadoptabilidad y abandono”. En este sentido, Fernández tiene un solo caso en la actualidad, “que estoy resolviéndolo”.
Seis meses. Ese es el período de guarda previo a adopción.
Adultos también. Se puede adoptar a niños y niñas, adolescentes e incluso “ahora la ley prevé a mayores de edad”. “Siempre es más complejo adoptar a un adolescente que a un bebé, pero no es imposible. Se logra trabajarlo, hacen falta los profesionales, los técnicos. El objetivo del Registro Unico precisamente es vincular a la familia que esté en condiciones de contener a este niño, no a cualquier niño”.
Fracasos. “El fracaso en adopción es grave para el niño y la familia. Hemos tenido casos, pero han sido excepcionales. Estos generalmente ocurren porque no pasaron por el registro y los padres argumentan que los problemas se dan porque es adoptado. Por eso me preocupa la entrega directa, no descreo en el deseo y en el amor de quienes quieren adoptar ni en la angustia y el amor de quienes dan el hijo, pero no siempre se puede trabajar con estas personas para que incorporen a un niño como un hijo. Y no se dan los problemas por ser adoptados, sino porque hay problemas en todos lados”.
Mucho amor. “El que se somete a estudios, evaluaciones, charlas, trabajos y a la espera -que ojalá fuera más corta- de estar en el Registro es toda gente que es incondicional al momento de adoptar y que sabe cuáles son sus limitaciones. Hay gente que está en condiciones de adoptar hermanitos, chicos con discapacidad.
En 20 años que estoy aquí jamás escuché que pidan un niño con determinadas características. Por lo contrario, he visto cosas maravillosas, respecto con chicos con alguna discapacidad, de abuso y de cómo se ha trabajado para sacarlo adelante”.