Sadako Sasaki tenía dos años cuando cayó la bomba en Hiroshima, ciudad en la que vivía. Diez años más tarde (cuando tenía 12 años), como consecuencia de la irradiación que le produjo la bomba de Hiroshima, los médicos le diagnosticaron leucemia. Cuando la pequeña Sadako estaba en el hospital recuperándose de su enfermedad, su amiga Chizucho le explicó la historia de las mil grullas de papel. La historia consiste en que si deseas algo con mucha fuerza y construyes mil grullas de papel, los dioses te concederán ese deseo que tanto anhelas.
Es así como Sadako deseó curarse de su terrible enfermedad y para ello se propuso construir por sí misma mil grullas de papel, aunque no logró conseguirlo porque falleció antes de poder terminar esa tarea.
Simbólicamente, sus amigos continuaron su misión y completaron las mil grullas, con la esperanza de que se evitaran las guerras en el futuro y se consiguiera la paz entre todos los países del mundo.
Cada año, para el 6 de agosto, el Día Mundial de la Paz, llegan miles de grullas de papel a Hiroshima desde todos los lugares del planeta. Los niños de la ciudad las cuelgan en el monumento de Sadako con la esperanza de transmitir este mensaje a todo el mundo.
Y en Villa María comenzaron a trabajar para formar parte de ese mensaje global de esperanza.
Julieta Ramírez, coordinadora del área de Adolescencia de la Secretaría de Desarrollo Social municipal, explicó que están trabajando para sumar a jóvenes de todos los barrios interesados en formar parte de la iniciativa.
“Estamos enviando invitaciones a las escuelas, pero ya comenzamos a trabajar en los centros de promoción familiar, la Escuela Granja y desde los programas como el ‘Sumate’ y el ‘Nuevas Oportunidades’”, dijo.
También están buscando un árbol para llevar esas mil grullas hechas por manos villamarienses y depositarlas allí como mensaje de paz. “Una vez que elijamos el lugar, vamos a estar informando para que todos puedan llevar una o más grullas hechas con sus manos”, agregó.
Cabe señalar que la grulla es para los japoneses un símbolo de paz, como es la paloma para el mundo occidental.
Otro aspecto que tienen en cuenta los organizadores de esta iniciativa son las tareas manuales. “Utilizamos el origami (técnica de doblado de papel) como una forma de expresión a través del trabajo artesanal”.
También buscan inculcar la cultura del reciclado, utilizando papeles de diarios para elaborar las grullas.
“Nuestra intención es sensibilizar con esta acción a más personas cada vez, para ir construyendo un concepto cotidiano de paz”, agregaron las organizadoras.
Desde Hiroshima a la actual realidad de Gaza pareciera que la humanidad aprendió muy poco. Por eso, la iniciativa promueve seguir insistiendo en el mensaje de paz, construido desde la niñez y la adolescencia para soñar con un mejor futuro en el mundo.