La solapa de su último libro dice que ha publicado nueve libros, que ha participado en 40 antologías y que algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, catalán, portugués, árabe y sueco. Sin embargo, todos estos datos son pobres a la hora de imaginarse una biografía, esa que Anamaría Mayol empieza a develar cuando le hago la pregunta más obvia de todas: cuándo y cómo empezó con la literatura.
“Pertenezco a una familia de escritores. Mi madre, Ana María Lasalle, acaba de ser nombrada Ciudadana Ilustre de Santa Rosa; fue una de las propulsoras de la Sociedad Pampeana de Escritores. Así que me me pasé la infancia rodeada de poetas. Me acuerdo de Juan Carlos Bustriazo Ortiz o de Julio Domínguez, íconos de las letras pampeanas; pero también de Armando Tejada Gómez y de Raúl González Tuñón. Todos pasaron por mi casa. Había una movida cultural bastante importante en Santa Rosa y en los 70 participé de recitales y revistas”.
¿Cómo es que, perteneciendo a una familia de escritores, publicás tu primer libro recién en el dos mil?
-Porque tengo cuatro hijos y trabajaba en la universidad; yo era profesora de Historia y Geografía además de investigadora. Así que durante muchos años mi prioridad fue mi carrera y mi familia. Pero siempre escribí. Creo que haber dejado la universidad y La Pampa hicieron que apareciera mi primer libro.
¿Por qué elegiste San Martín de los Andes?
-Porque alguien me habló de ese lugar y quedé fascinada. Pedí licencia sin goce de sueldo y me fui con mis hijos recién divorciada, me inscribí en un posgrado y alquilé mi casa pampeana. Primero construí cabañas pero luego volví a la docencia, aunque mucho más tranquila. Desde entonces tengo más libros inéditos que editados.
¿Qué me podés decir de tus libros?
-Que siempre los armo con un eje conductor, que suelen estar compuestos por tres o cuatro poemarios más chicos y que les pongo el título antes de escribirlos.
¿Y cómo definirías “Para no espantar a los pájaros”?
-Es, esencialmente, un libro de poemas de amor. El primero de los poemarios que lo conforma, “Líneas”, habla de un mundo interconectado por una red invisible en donde si nos cruzamos con alguien era porque debía suceder. “Mientras tanto la luna” tiene que ver con la femineidad. “Bitácora” habla de las brujas porque todos los poetas creemos un poco en la magia. Y “Para no espantar a los pájaros” habla sobre los prejuicios y la posibilidad de elegir a quién amar.
Además de tu libro, vas a presentar “La noche es una mujer que duele”, el poemario de la bonaerense Ivana Szac que prologaste.
-Esto se debe a una fabulosa coincidencia organizada por Griselda ¡Por eso me vine de tan lejos, para participar de los dos eventos y visitar a mi hija que vive en Traslasierra! Me encanta el libro de Ivana, tiene una poesía de género muy potente escrita desde lo más profundo de la mujer.
Si tuvieras que elegir un poema tuyo ¿con cuál te quedás?
-“Cuerpo tomado”. Si alguien quiere saber quién es Anamaría Mayol, tiene que leer ese poema. Ahí está mi alma pero también mi vida histórica, la que fue testigo y protagonista de una generación donde hubo muchos desaparecidos. Treinta y tres mil. Y yo viví esa etapa con mucho compromiso político. Soy parte de esa generación y a la vez soy una sobreviviente.
Iván Wielikosielek
-Especial-