Alejandro Roganti y su esposa Analiza Lynch fueron los únicos testigos en la primera audiencia del juicio que se le sigue a Maximiliano Francisco Eve por su participación en el atentado contra la vida del dirigente social y exlegislador villamariense, al comenzar ayer el juicio al convicto santafesino en la Cámara Octava del Crimen de la ciudad de Córdoba.
Tras la lectura de la pieza acusatoria y al momento de presentar el caso ante los jurados populares, tanto el fiscal Hugo Almirón como el abogado querellante Luis Juez (representa a Roganti como acusador privado) pusieron énfasis en la gravedad del delito que se le atribuye a Eve, quien comparece imputado como “partícipe necesario de homicidio calificado en grado de tentativa”.
A su turno, el letrado defensor, Alejandro Dragotto, precisó que se encargará de demostrar que su cliente “sólo transportó a su hermano” y que “desconocía” que Sebastián Eve iba a cometer “semejante macana”.
El primer testigo de la jornada fue Roganti, quien relató los hechos ocurridos la noche del lunes 14 de abril de 2008, cuando fue baleado en la puerta de su casa, en barrio Rivadavia de esta ciudad.
Del mismo modo que lo hizo hace poco más de cuatro años, cuando el mayor de los hermanos Eve fue juzgado y condenado en la Cámara del Crimen de Villa María, el exlegislador provincial por el Frente Cívico se refirió a los autores intelectuales del alevoso atentado.
Una vez más, Roganti apuntó sus dardos al secretario general del Sindicato Regional de Luz y Fuerza, Eduardo Brandolín, y a su “mano derecha”, Miguel Valente, como las personas que contrataron a los sicarios santafesinos para matarlo porque él había denunciado al dirigente gremial a raíz de una serie de irregularidades en el manejo del gremio.
Posteriormente compareció la esposa de Roganti, quien se refirió al episodio ocurrido en la puerta de su domicilio. Analiza Lynch recordó que golpearon la ventana primero y la puerta después, anunciando que querían mover un vehículo que estaba estacionado en la calle.
Minutos antes, el matrimonio había terminado de cenar en compañía de sus hijos Guillermo (por entonces de 11 años), Lautaro (tenía 13) y Macarena (19) y el novio de ésta, Santiago. Analía se disponía a levantar los platos de la mesa, por lo que Alejandro se levantó del sillón que ocupaba y fue a ver quién golpeaba.
“Abrió la puerta, el tipo le preguntó si era Alejandro Roganti y cuando le dijo que sí, entró un par de pasos y empezó a tirarle”, recordó Lynch, que pudo observar todo, lo mismo que sus hijos más pequeños.
El primer disparo fue al corazón, pero entró entre la tetilla y la axila izquierdas. Hubo dos disparos a la pierna derecha y otros dos a la izquierda. El que más lo afectó fue uno que seccionó la arteria femoral derecha, que le hizo perder muchísima sangre, por lo que fueron necesarias 12 transfusiones.
Otro de los proyectiles le hizo estallar la cabeza del fémur izquierdo y cuyas esquirlas aún permanecen en su cuerpo. Asimismo, hubo una sexta bala que el sicario no pudo disparar porque Roganti alcanzó a sujetarle la mano desde el suelo.
Los balazos dejaron al dirigente villamariense al borde de la muerte y quedó con secuelas físicas, sobre todo en la pierna izquierda.
Jurado popular
Al igual que aquel juicio sustanciado en Villa María en junio de 2010, y que terminó con Sebatián Eve condenado a 15 años de prisión tras ser declarado autor material de “homicidio calificado por alevosía y uso de arma de fuego, en grado de tentativa”, este nuevo debate se realiza con la presencia de jurados populares que acompañan al tribunal de la Cámara Octava del Crimen, integrado por los jueces Juan Manuel Ugarte (presidente), José Pueyrredón y Julio César Bustos.
El juicio continuará mañana, a partir de las 9.30, con la recepción de nuevos testimonios.