Un grupo de jóvenes, estudiantes de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) y del Inescer se encuentran llevando adelante desde hace un tiempo un proyecto denominado “Yo sí puedo”, que básicamente consta en enseñar a leer y escribir a personas con distintos grados de analfabetismo.
Dos de ellos son Luciano Föggter y Emanuel Caro, quienes le contaron a EL DIARIO algunos detalles importantes de la importante iniciativa.
En primer lugar, Föggter comentó que “se trata de un programa de alfabetización de origen cubano, cuando se hicieron brigadas para tratar de alfabetizar el propio país y otros de Centroamérica. También se llevó a cabo en Venezuela, Nicaragua y últimamente en Bolivia, donde se ha declarado la libre alfabetización gracias a este procedimiento”.
“La modalidad de aplicación es muy fácil. Se realiza mediante 64 videoclases y nosotros somos facilitadores, no docentes ni pedagogos, para que las personas puedan captar el mensaje de la mejor manera posible”, detalló.
Seguidamente, señaló que “desde el Centro de Estudiantes de la UNVM hemos tratado de invitar a otros estudiantes para que puedan realizar esta práctica sociocomunitaria, aunque si no están estudiando, también pueden sumarse a este proyecto”.
“Esta es una iniciativa que está pensada para jóvenes, que pueden tener la condición de estudiantes, trabajadores o solamente vivir en el barrio donde ‘Yo sí puedo’ se haga presente”, expresó.
Por otra parte relató que “todo comenzó cuando el año pasado hicimos unos talleres en Etruria y Yucat y este año pensamos en desarrollarla en zonas urbanas”.
“Hasta ahora hemos recorrido los barrios Los Olmos, San Martín, La Calera y Roque Sáenz Peña, buscando puentes, como por ejemplo, las escuelas o los centros comunitarios, para poder detectar quienes necesitan del programa en cada sector de la ciudad, manifestó.
Finalmente, dijo que “a este programa lo hemos pasado por el Instituto de Extensión de la UNVM para poder financiar los costos que nos implica y creemos que va a ser aprobado”.
“Ese propuesto está pensado para delimitar los gastos que tenemos, como por ejemplo, los viáticos por movilidad o los útiles escolares que se necesitan”, aclaró.
Por su parte, Caro relató: “Yo estudio Administración en el Inescer y conocí este programa por medio de la red social Facebook. Cuando supe bien de qué se trataba, decidí participar porque me gustó la idea de poder ayudar”.
“Justamente durante estos días estamos trabajando en la casa de una familia de mi barrio. Actualmente, alguien que no esté alfabetizado queda fuera del sistema, por eso es que me gusta ayudar al respecto”, confesó.
Además, analizó que “la mayor parte de las personas analfabetas toda su vida se ha sentido excluida. Establecer una relación con ellos es difícil, ya que algunos tienen miedo cuando alguien se acerca, por todo el daño que alguna vez les han hecho”.
“De todos modos, a medida que vamos teniendo más encuentros, se van soltando y les empieza a gustar la idea. Los pone muy contentos agarrar la lapicera y escribir su nombre, porque es algo que nunca habían hecho hasta el momento. Lo importante es que ellos se sientan cómodos. Nosotros buscamos todos los recursos para brindarles una comodidad absoluta, para que ellos solamente tengan que poner su voluntad en juego”, culminó.