Con la declaración del policía Fabián Gutiérrez -quien investigó el episodio- siguió ayer el juicio por jurados populares a Maximiliano Francisco Eve (37), que se realiza en la capital cordobesa por el intento de asesinato de Alejandro Roganti.
El proceso oral y público se desarrolla en la Cámara Octava del Crimen de Córdoba, órgano que salió sorteado para intervenir en el caso, ya que la Cámara villamariense no puede hacerlo por haber juzgado el hecho cuando compareció Sebastián Eve.
Ahora, Maximiliano, a quien se le endilga ser “partícipe necesario” del intento de asesinato del exdirigente de Luz y Fuerza, intentará convencer de que si bien trasladó a su hermano en la Fiat Fiorino con la que llegaron a inmediaciones de la vivienda de los Roganti aquel 14 de abril de 2008, “pensó” que Sebastián sólo iba a hacerle reproches verbales a Alejandro por una situación con una mujer.
Cabe recalcar que tanto la víctima, su familia, los allegados y, especialmente los indicios y pruebas que obran en el expediente, apuntan directamente a otra cosa, mucho más grave: se presume que los Eve fueron sicarios enviados por la cúpula del poderoso gremio de Luz y Fuerza, cuyo mandamás Eduardo Brandolín estaba enfrentado con Roganti por las denuncias de irregularidades que éste había efectuado al interior del sindicato.
Sin embargo, y pese a que la Cámara del Crimen de Villa María le encomendó al fiscal de Instrucción del Tercer Turno, Daniel Del Vö, avanzar en el descubrimiento de la autoría intelectual del intento de crimen, poco caminó la investigación en ese sentido.
La palabra del abogado
Alejandro Dragotto, defensor de Maximiliano Eve, subrayó a EL DIARIO que el imputado “en ningún momento se puso de acuerdo con su hermano para ir a matar al señor Roganti, a quien no conocía y no existía ninguna motivación”. “Desconocía que su hermano llevaba armas y no quiso involucrarse, suponiendo que (Sebastián) podía incurrir en alguna tropelía o exceso. Lo vio ofuscado en el momento en que lo llevaba y no quiso participar”, aseguró.
El letrado recalcó que su defendido le expresó que “no tenía siquiera contacto visual con el lugar” en el que se produjo el ataque, “de modo tal que no podía ni consentir ni apoyar ni impedir lo que Sebastián estaba haciendo”.
Ante las preguntas de este matutino, dijo no querer ahondar en “ver si la referencia que Sebastián ha hecho como defensa es cierta o no, porque sería inmiscuirse en un aspecto que hace a la intimidad” de la víctima, al aludir así a la versión del ya condenado de que se trató de un tema “de polleras”.
“No quiero meterme en si es cierto o no de que el señor Roganti se había metido con la mujer de Sebastián Eve, es una hipotésis como la que habla de un crimen por encargo. Mi parecer es que ninguna de estas dos versiones está certeramente comprobada, no quiero ahondar en la investigación de ese extremo porque me parece inconducente. El imputado no tiene obligación de probar las manifestaciones defensivas”, declaró.
Dragotto reveló que su planteo defensivo “más que probatorio es una cuestión jurídica, yo entiendo que de comprobarse que a él se le puede reprochar haberse representado que el hermano iba a provocar un atentado contra la salud o la integridad física de la víctima, el puede responder como partícipe secundario, porque no ha tomado parte en la ejecución del hecho, del resultado lesivo que se representó que pudiese ocurrir y no lo disuadió al hermano de que ocurriera el hecho”. “No prestó en ningún momento ni su contribución ni colaboración. En principio el argumento de él es que no quiso contribuir, ya se verá si esa contribución que objetivamente se verificó fue respondiendo a un plan inicial en el que los dos estaban de acuerdo o de si fue propia iniciativa del hermano”, concluyó.
El dolor de Analía
Los hijos de Roganti siguen las instancias del proceso con suma atención y en serenidad, mientras que a Alejandro se lo ha visto cabizbajo y angustiado. Analía Lynch, la mujer que no se movió de su lado en los días en que permaneció entre la vida y la muerte, confió a EL DIARIO que este nuevo juicio oral y público significa una cachetada emocional para la familia, al revivir aquella tremenda noche en la que intentaron asesinar al por entonces dirigente gremial.
También señaló que, a pesar de que confía en que se hará justicia con Maximiliano Eve, no puede digerir la falta de avances en develar la autoría intelectual del intento de homicidio. En ese sentido, dijo que más allá de todas las pruebas que obran en la causa, la Justicia mantiene una deuda pendiente respecto a descubrir a quienes ordenaron el crimen, que no dudan provino de la cúpula lucifuercista.
