Muchas veces, para entender el proyecto de país que impulsa una fuerza política o social hay que estar atentos, no tanto a las declaraciones altisonantes y grandilocuentes que pronuncian sus dirigentes, sino más bien a lo que susurran casi en voz baja.
Este es el caso del cruce de palabras entre el presidente de la Sociedad Rural Argentina y funcionarios del Ggobierno nacional. Bajo la atenta mirada de Mauricio Macri, el titular del radicalismo, Ernesto Sáenz, Gerónimo “Momo" Venegas, secretario general de UATRE, y miembros de otras entidades ruralistas, Luis Miguel Etchevehere, se refirió muy críticamente a la última década que vivimos los argentinos bajo los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, denominándola la “década depredada”. La respuesta a sus dichos no se hizo esperar, y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, le recordó que “la verdadera década dilapidada fue la neoliberal, cuando se entregó el patrimonio del Estado con la complicidad y el aplauso permanente la Sociedad Rural Argentina". El ministro, sostuvo también que "para Etchevehere y los que lo aplaudieron (en la rural), la Argentina que se viene y con la que sueñan es la de la explotación de los trabajadores, el trabajo en negro y el acceso restringido a los servicios esenciales”, en una clara alusión al “trabajo esclavo” detectado en los campos de Etchevehere.
Sintiéndose víctima de una campaña en su contra, el titular de la SRA, denunció un “linchamiento mediático” promovido por el gobierno. Y susurró, en defensa propia, en el programa “Dadyman” que conduce Dady Brieva en radio América, que “hay gente que pide permiso en los campos para vivir y no tiene relación laboral con el campo. Es una relación que en las ciudades no se entiende, esa gente pide permiso para vivir ahí y vive de la pesca, de la caza y saca leña”. Si leyó bien, da vergüenza ajena, pero es textual.
Pero estos dichos del presidente de la oligárquica Sociedad Rural, además de provocarnos asombro, deben preocuparnos profundamente. Porque si buscamos en cualquier texto de historia del secundario, veremos que la organización social que Etchevehere pretende mostrarnos como normal en sus campos, no es otra cosa que una suerte de retorno al feudalismo en pleno Siglo XXI. Así, sin que le resulte contradictorio, se apega a las formas de producción capitalista para lograr el enriquecimiento sin límites de los patrones, mientras que propone, por otra parte, que los trabajadores rurales vivan como “siervos” a los cuáles el patrón deja vivir en sus tierras vivan de “la caza, la pesca y la venta de leña”. Igualito que durante la etapa feudal en la llamada Edad Media. Eso sí, siempre y cuando encuentren peces, árboles y animales que hayan sobrevivido a la fumigación y el desmonte descontrolados.
Pero nuestra preocupación, no debe basarse exclusivamente en los dichos de Etchevehere. En el fondo, sabemos los intereses que históricamente ha representado la Sociedad Rural Argentina. Lo que más debe llamarnos a la reflexión, es el silencio cómplice de aquellos dirigentes “aplaudidores” del proyecto de país que nos proponen desde los intereses económicos concentrados representados, entre otros, por el presidente de la Sociedad Rural. Un proyecto de país, al que quieren dependiente de los poderes económicos internacionales, en el que se priorice el pago “como sea” a los fondos buitre sin importarles lo que les pase a la mayoría de los argentinos, y en el que se piense a los trabajadores como “esclavos” o “siervos de la gleba”.
Gerardo Russo
Presidente del
PJ Villa María