Escribe: Norma Poncio (*)

"De ahora en adelante no se podrá llegar a Córdoba sin hacer una estación previa en Villa María."

La frase fue de don Marcelo T. de Alvear, presidente de la Unión Cívica Radical y ex presidente de la Nación y tuvo el sentido de una manifestación consagratoria para el gobernante excepcional que acababa de dejar el mando de nuestra provincia.
Es que en verdad, la gobernación del doctor Amadeo Sabattini fue una consagración para su figura en condición de estadista, ya afirmada desde mucho antes como dirigente político con auténtico prestigio democrático.
Don Amadeo, encontró su destino singular en la luz de sentimientos y de ideas que hablaban de amor a la causa de su patria y de su pueblo.
Esa causa para él se traducía en libertad, justicia, paz, en el respeto mutuo y en el orden jurídico, progreso y fundamentalmente, honradez.
Una gran honradez en todas las actitudes del doctor Amadeo Sabattini. Así practicaba la democracia, con el más puro sentido de las virtudes republicanas.
Su Gobierno en la provincia de Córdoba fue un ejemplo señero de honestidad política y administrativa. Hubo honestidad en todo, y esa honestidad que lucía la conducta del gobernante se contagiaba y se imponía. El doctor Sabattini demostró que se puede realizar una gran obra material sin descuidar un solo instante los valores morales, del prestigio propio de la obra que realiza, y que se pueden ganar muchos votos sin la corrupción siempre agraviante de las prebendas cualquiera sean sus formas. El doctor Sabattini, fue un gobernante respetable y respetado, así era, porque él era respetuoso de la libertad y la dignidad ajena.
Su espíritu era esencialmente constructivo. Por eso no podían anidar en él los odios, ni la violencia.
Fue en todo momento no solamente un respetuoso de los veredictos de las urnas, sino que para el doctor Amadeo Sabattini no existía otra forma honrada de adoptar las grandes decisiones que la consulta directa al pueblo, ya se tratase en los comicios generales o en la vida interna de los partidos políticos y así fue como, el mal llamado caudillismo "sabattinista" trajo enseguida de 1930 la institución del voto directo en la vida de la UCR para razonarla y hacerla más fuerte y dar un ejemplo desde Córdoba, que fue imitado inclusive, por fuerzas adversarias al radicalismo.
Su visión se anticipó al futuro de Córdoba, lo entrevió y echó bases sólidas; los grandes diques con sus lagos, sus canales de riego y sus usinas generadoras de energía eléctrica; la Córdoba industrial de esta última década fue posible gracias a aquella orientación del Gobierno de 1936 a 1940.
Promovió la reforma procesal en el orden penal, introduciendo el juicio oral que significa mayores garantías y más democracia en la administración de justicia, logrando simultáneamente mayor rapidez en la tramitación de las causas y menos carestía.
Se preocupó por la niñez abandonada y especialmente por la situación de las madres menores, dando protección para éstas en consagrado refugio estatal y amparo para la niñez, mejorando las condiciones de la enseñanza. Creando escuelas y proveyendo de alimentos a la infancia en edad escolar.
Todas las libertades estuvieron ampliamente respetadas y tuvieron su amparo constitucional, ya se tratase de partidos políticos como de cualquier manifestación de ideologías y de creencias.
La paz interna fue una hermosa realidad bajo su Gobierno, que era continuación de la misma escuela genuinamente radical "yrigoyenista" de respeto, libertades y honradez.
Don Amadeo, hoy a 49 años de su paso a la eternidad, nuestra provincia, a la que usted tanto amó, le rinde su unánime y emocionado homenaje. Ratificamos un concepto: su vida puede definirse con una sola palabra ¡conducta!
Sabremos ser dignos herederos de su ejemplo, que para los cordobeses, es un mandato irrenunciable.

(*) Legisladora provincial por la Unión Cívica Radical