Señores vecinos de la ciudad:
Escribo por este medio hacia ustedes porque creo que estos medios son excelentes para poder comunicarnos las diferentes realidades que vivimos. Y, de esta forma, poder ayudarnos, apoyarnos o simplemente entendernos.
Soy un estudiante de esta ciudad. Les cuento que esto comenzó con la hermosa experiencia que compartí junto a otros fiscales y gracias a la Red Ser Fiscal, de fiscalizar las últimas dos elecciones nacionales. Por ello, después de años de inactividad social, me animé finalmente a "la política", cuyo descreimiento como medio para un cambio social profundo hizo que participara anteriormente sólo de ONG, que creí más apropiadas para dicho fin. Entonces empecé lentamente a interiorizarme en el tema, hablando con amistades con experiencia y un compromiso compartido. Fue cuando empecé a entender cómo "era la cosa"; si quería trabajar en serio, debía empezar desde el vecinalismo. Para poder abarcar realidades al alcance de mi capacidad y así ir ganando experiencia para poder abarcar posterior y gradualmente realidades más amplias y profundas.
A partir de esto me acerqué a vecinos de mi barrio, algunos que conocía por mi pasado "no gubernamental" y a otros que nos conocíamos por simple cercanía. Desde ahí, hace ya seis meses, comenzamos a ver cómo estaba nuestro barrio. En un comienzo intentando dar una mano a la gente que estaba en la comisión cuando descubrimos que la misma se había disuelto por diferencias, que los talleres que se habían logrado con años de esfuerzo se habían retirado en un 90% y en muy poco tiempo. Comunicándome con algunos de los que dictaban aquellos talleres (para escuchar otra campana) me dijeron que se tuvieron que ir porque "de un día para otro, vino una persona con gente de la Municipalidad que pretendían cobrarme el doble para el uso de las instalaciones”. Así que pregunté a mis amigos que entendían más del tema si era factible esto, cuya respuesta fue en todos la misma mueca... Entonces leí la Ordenanza Municipal Nº 5.005. Allí encontré que las elecciones estaban muy pronto, en mayo. Así que averigüé qué listas había, para sumarme. No había. Entonces descubrí por comentarios y el capítulo V de la misma ordenanza que, "por única vez", se habían prorrogado las elecciones al mes de julio en las elecciones anteriores. Así que no sabía cómo se iba a suceder ese año.
Empezamos a reunirnos para formar un grupo de trabajo, a ver qué se podía mejorar en nuestro barrio. Cuando ya pensábamos en julio, salió una nota que sugería que las elecciones se volvían a posponer hasta octubre. Ya empezábamos a entender que esto se manejaba de manera arbitraria e improvisadamente. Decidimos continuar aún así, sabiendo ya que sin tener poder todavía sería una tarea titánica poder llegara octubre, con el entusiasmo que teníamos.
Pero bueno, nos la fuimos rebuscando para empezar a acomodarnos, analizando la ordenanza de arriba a abajo, debatiendo, ideando proyectos para poder hacer crecer tan bastas instalaciones. A su vez, contactábamos a la gente de la actual comisión, cuando nos enteramos todavía sorprendidos que ya no se hacía ningún tipo de reunión entre ellos y que una persona (uno de los integrantes de esa comisión) se había tomado la atribución de cambiar la cerradura del centro vecinal, cuya copia sólo repartió a la gente del MuniCerca, haciendo que los vecinos tuvieran que festejar los cumpleaños de sus hijos y juntadas familiares en una sede vecinal de un barrio vecino, realidad que existe actualmente y que lamentablemente confirma el manejo del municipio hacia el centro.
Finalmente, el viernes 25 de agosto tomé conocimiento de la decisión improvisada de volver a posponer las elecciones a finales de 2015 con justificaciones totalmente incoherentes.
Me siento muy dolido, aunque reconfortado, por comprender al final por qué la política villamariense está rodeada de descreimiento y desahucio, haciendo que la gente con verdadera vocación de servicio no esté en los lugares de servicio, sino en el sector privado, tratando de brindar ayuda quizás desde un lugar ineficiente y de una forma dolorosamente retorcida, además de ser evidente que el sector público de la ciudad está ocupado en gran parte por gente que pone a su servicio las instituciones del Estado.
Dicho esto, les comunico, queridos vecinos, que lejos de bajar los brazos, esto me da más fuerzas aún e invito a hacernos parte del cambio que necesitamos. Esto se debe generar desde todos los enfoques y sectores. Dignifiquémonos y dignifiquemos las instituciones.
Valentín Pons, vecino de barrio Bello Horizonte