Artista plástica y coordinadora de la sala de exposiciones del “Leonardo Favio”, Analía Godoy realizó una investigación sobre “Arte y Mercado” en la ciudad. Habló de la dificultad que tienen los pintores locales para vender sus obras, las pocas salas dónde exponer y, como contrapartida, el creciente número de “coleccionistas ocultos”.
Ningún pintor villamariense vive de la pintura. Ni siquiera los que ganan premios o tienen trayectoria. Y acaso los que más se acerquen a esa realidad sean aquellos que, además de vender una obra de tanto en tanto, también dan clases o tienen alumnos en su taller. Sin embargo esta constatación encierra una paradoja. Y es que la Villa María de la actualidad no sólo está viviendo un momento de bonanza económica sino que experimenta un “boom” cultural sin precedentes. Y, para comprobar ambas realidades, basta mirar los edificios que se construyen o el parque automotor (uno de los mayores del país) en fabuloso contrapunto con el crecimiento de la Universidad y la apertura de nuevos centros culturales. Sin embargo, “el mercado del arte sigue siendo una asignatura pendiente. Acá tenés una escuela de bellas artes y muy buenos profesores formando a pintores y escultores. Luego hay salas de exposición y un museo con muy buenas obras, y encima el fenómeno de ventas de cuadros en las casas de diseño. Lo único que falta para completar el círculo de valor es que los empresarios o la gente que decora el living de su casa les compre obras a nuestros artistas. Pero ese paso no se concreta nunca”.
Estas palabras pertenecen a una artista visual de la ciudad que además es especialista en “Arte y Mercado”, Analía Godoy. Y con esta paradoja artístico-comercial empieza esta nota.
-Entonces ¿por qué razón no se completa el círculo del mercado?
-Creo que las razones son muchas. Empiezo por decirte que deberían existir más espacios de exposición y promoción además de los que ya hay, sobre todo galerías. Pero creo que la razón principal es que nuestra comunidad no está sensibilizada con el arte ni está preparada técnicamente para apreciarlo y consumirlo.
-Sin embargo, sí pareciera preparada para consumir “arte de decoración”…
-Sí, porque quienes compran y legitiman esa mercadería es la gente que tiene “plata y buen gusto” ¿Y cómo no va a funcionar ese parámetro? Lo curioso es que muchos de esos “cuadros de diseño” hechos en serie y sin ningún valor artístico, cuestan lo mismo que muchas obras de autor. Pero la gente prefiere esas imágenes convencionales antes de apoyar a los pintores locales. Sin embargo, los compradores no tienen la culpa.
-¿Creés que hay falta de “formación e información” en el público consumidor?
-Totalmente. Y eso es porque los artistas locales no están visibilizados. Quienes debemos realizar la tarea de educar al ciudadano en la apreciación de una obra somos quienes trabajamos en cultura. Esa es nuestra responsabilidad. Y para eso debemos generar nuevos hábitos, como el de ir al museo. Acá no todos saben que hay un museo gratuito con obras excelentes.
-También el “Leonardo Favio” y la sala del Archivo Histórico son gratuitas…
-Sí. Y lo fabuloso de este lugar, por ejemplo, es que al ser multimedial se presta para el cruce de público. Muchos vienen al cine o a un concierto y se topan con una muestra. Y algunos quedan fascinados. Es gente que nunca hubiera venido por la pintura. Pero eso nos indica que hay una sensibilidad en el público que vale oro, y hay que cultivarla.
-Me hablabas del precio de “láminas de diseño” ¿cuánto cuesta, como contrapartida, el cuadro de un joven artista local?
-Eso depende de muchos factores, tamaño, técnica, concepto… Pero la obra de un pintor joven puede ir desde los dos mil a los cuatro mil pesos, siendo que una lámina no baja de los mil quinientos.
-Me decías de la falta de galerías de arte en la ciudad. Sin embargo, hasta hace poco había una…
-“Los cuatro gatos” tuvo que cerrar por falta de ventas. Hace poco lo charlaba con Marina Bossa, la dueña. Y me contaba que personas muy adineradas asistían a las inauguraciones. Era gente a la que le sobraba la plata para adquirir obras pero que no lo hacía por desconocimiento. Las mujeres, por ejemplo, iban con botas o carteras mucho más caras que los cuadros.
-¿Creés que una inversión se justifica sólo si el otro conoce el valor de lo adquirido?
-Exactamente. Y estas mujeres eran un “público formado en accesorios” pero no en arte. El tema es que casi toda la sociedad villamariense está formada “en accesorios” o “en camionetas cuatro por cuatro” y sólo invierten en aquello que puede ser apreciado por sus pares. Si una de estas mujeres comprara un muy buen cuadro de un pintor emergente, ¿qué le van a decir sus amigas? No van a entender ese gasto…
-Hace pocas semanas, invitaste al coleccionista local Gustavo Vidal para hablar de “arte y mercado”. La pregunta es si él tiene pintores villamarienses en su colección…
-Fue lo primero que le pregunté. Y de todos los autores locales, sólo tiene obras de Celeste Martínez, una artista visual excelente que hace años está radicada en Córdoba. Pero Gustavo sólo compra obras de artistas contemporáneos de Buenos Aires y Córdoba. Lo curioso es que cuando Pablo dio la charla, me encontré con otros coleccionistas de la ciudad.
-¿Más coleccionistas de arte en Villa María?
-Sí. Era gente que yo no concía de ningún lado, “coleccionistas ocultos”. Y ellos sí tienen cuadros de artistas locales. Uno me dijo que sólo compraba cuadros premiados. A otro le propuse hacer una muestra con su colección pero me dijo que no, que los coleccionistas eran “gente egoísta” (risas)… ¡Hubiera estado muy bueno si aceptaba!
-Que haya coleccionistas ocultos en la ciudad quiere decir que habría compradores especializados para los artistas locales…
-¡Claro! Sólo falta hacer el cruce entre esos coleccionistas y los artistas para que se encuentren en un salón. Y que las obras de nuestros pintores emergentes puedan convencer a estos cazadores de talentos.
Registro de artistas villamarienses
-Hablabas de la falta de visibilidad de los artistas locales ¿hay alguna estrategia de parte de los trabajadores de la cultura a este respecto?
-Hay muchas, pero creo que la más útil será el “Registro de artistas villamarienses”, una página de Internet que se va a lanzar en dos semanas. Es la primera vez que habrá un catálogo de creadores de toda la ciudad. La idea es hacerlos visibles y cruzarlos, ya que el catálogo abarcará desde pintores y escultores hasta músicos y escritores. Habrá, además, una biografía de cada uno y obras para ver, leer y oír. La idea es que los futuros compradores de arte puedan consultar esta página.
-¿Habrá requisitos para integrar este registro?
-Que los artistas estén en actividad; es decir que sean “profesionales del arte”. Acá hay gente muy talentosa pero que no expone ni genera nada. Y en las artes visuales hay que entrar al círculo para que te consideren profesional y te compren. Me parece un buen modo de medición pero que seguro va a ser discutible.
-Quien se convierte en “profesional del arte” no necesariamente se convierte en “artista” y viceversa. A eso lo demuestra el caso emblemático de Van Gogh, que sólo vendió un cuadro en su vida y nunca perteneció a ningún círculo. La pregunta es ¿adónde va a parar el espíritu con esta idea de “profesionalización”?
-Por eso te digo que esto va a ser discutible. El hecho de ser un artista o no, no es algo fácil de medir. Y mucho más en el caso de Van Gogh, que fue un adelantado en una sociedad que no estaba preparada para recibir su obra. Pero el Siglo XXI es una época muy distinta, con un círculo muy estructurado en lo comercial. Y lo que sí se puede medir es tu grado de profesionalidad. Poder discriminar entre alguien que hizo un taller de pintura un año y otro que cursó bellas artes, se recibió, expuso y tiene una trayectoria, ya es importante. Luego, cada comprador puede adquirir la obra que quiera.
-¿Cuál será la mayor importancia del “registro de artistas”?
-Convertirse en un espacio en donde trataremos de decirles a los futuros compradores cuáles son esos pintores profesionales y con proyección de los cuales pueden adquirir obras, ya no sólo como decoración sino también como inversión. Queremos que el registro sea lo más amplio posible, un modo de nivelar hacia arriba; para que el artista que quiera ingresar se ponga en actividad porque acá están todas las posibilidades dadas para exponer y producir. Pronto habrá muchas inmobiliarias que visitarán esa página.
-¿Por qué decís “inmobiliarias”?
-Porque desde el municipio se está trabajando en una nueva ordenanza para que cada edificio de la ciudad tenga una obra de un artista local. Y esta página va a ser de gran ayuda para que se complete el círculo, el eslabón perdido desde la producción a la venta. Ojalá esto suceda para que se dignifique el trabajo artístico.
Iván Wielikosielek
Exponer en el “Leonardo Favio”
-Sos responsable de aprobar una muestra y darle fecha en el “Leonardo Favio” ¿sos muy exigente?
-No, porque este espacio nació para dar oportunidades. Pero muchas veces los artistas que recién empiezan no se animan a pedir fecha. Y no saben que en las salas más informales, como estas, ya tienen el “sí”. De hecho, muchos artistas jóvenes expusieron acá por primera vez: Germán Gagliesi, Andrea Bosnero, Analía Heredia, Marcela Ariño, Aracelli Lobatto, María de los Angeles Basualdo, Adriana Sánchez, Gabriela Fontana, Ismael Angel Moreno, Ivana González Poblet…
-¿Esto obedece a una política municipal de inclusión artística?
-Totalmente. Hace un año que estoy acá y puedo decirte que el municipio tiene la política de ayudar a los que exponen no sólo con los gastos del “vernissage” sino también imprimiendo el catálogo y haciendo la promoción del evento. Esto no es algo que pase en todas partes.
-¿Cuánto tiempo dura una muestra en el Centro Cultural Comunitario?
-Unos 20 días aproximadamente. Es muy poco tiempo cuando te ponés a pensar todo lo que tenés que trabajar y gastar. Pero a su vez pienso que ese tiempo está bien, porque es el modo de darle un lugar a que exponga el otro.
-Contame sobre el ciclo de charlas de arte contemporáneo que coordinás…
-Surgió de la necesidad de poner sobre el tapete algunos temas sobre creación, coleccionismo y mercado. La próxima charla es el 26 de agosto; “Curaduría en la contemporaneidad”, y estará a cargo de la curadora cordobesa Andrea Ruiz.