Hoy a las 18.30 se llevará a cabo el estreno formal del largometraje documental “El Copamiento” en el Espacio INCAA (Sabattini 200).
El audiovisual aborda desde diferentes perspectivas el copamiento por parte de un grupo del ERP en la Fábrica de Pólvoras de nuestra ciudad, el 10 de agosto de 1974.
En diálogo con EL DIARIO, una de las responsables de la película, Mariana Britos, comentó el trajín que demandó concretar el filme y la polémica suscitada cuando fue presentado en Buenos Aires.
Vale recordar que la dirección fue compartida con Mauro Pérez y la producción con Eugenia Vera y Paula Tissera, egresados y alumnos de la UNVM.
¿Cuánto tiempo les demandó hacer el filme?
- Realizar el documental nos llevó cuatro años y medio de intenso trabajo. Antes de empezar a planificar la parte operativa estuvimos un año y medio sólo investigando, conociendo el tema, buscando personas claves. Recién, después de bastante tiempo, pudimos de a poco empezar a contactar informantes. No fue fácil encontrar a los actores sociales. La investigación siguió su curso durante toda la etapa de realización.
¿Tuvieron que recortar algunos testimonios que no pudieron exhibirse por pedido de abogados o por solicitud de los entrevistados?
- Hubo varias personas entrevistadas que nos brindaron información necesaria para la historia, pero decidieron permanecer en anonimato. Por otro lado, uno de los entrevistados, que formaba parte fundamental de la película, nos solicitó por asesoramiento de su abogado que no usemos su testimonio. Esto fue poco antes de entregar el Trabajo Final de Grado (TFG), antes de su exhibición. El documental ya estaba terminado, fue necesario reeditarlo, pero lo hicimos por respeto a nuestra fuente. Se realizó el “avant premiere” (en el pasado mes de diciembre), especialmente para que puedan verla los entrevistados, en la cual asistió la mayoría y todos estuvieron de acuerdo con el respeto que tuvimos con cada testimonio.
¿Cómo resultó para ustedes la experiencia de participar del Bafici?
- Uno de los objetivos que nos planteamos cuando empezamos era poder quedar seleccionados en el Bafici, dado que es uno de los festivales más importantes del cine independiente. Cuando nos enteramos que formábamos parte de la programación no lo podíamos creer, y haber podido estar presentes durante todo el festival fue maravilloso. Ver la cartelera de la película en las salas de Village Recoleta, la fila que se formó para entrar al cine, la sensación que sentimos cuando una amiga nuestra que estaba en Buenos Aires fue a comprar la entrada y le dijeron que no había más. Esas pequeñas y simples cosas fueron reconfortantes. Realmente fue una experiencia inolvidable. Realizamos muchos contactos importantes, asistimos a todas las charlas programadas por el festival, pudimos ver una gran cantidad de películas.
Tras el festival, ¿receptaron invitaciones a otros encuentros o certámenes?
- El Bafici nos abrió puertas. Nos pidieron la película de varios festivales de Argentina y de otros países, algunos todavía no los podemos difundir. Paraná Sendrós (destacado crítico, analista y programador) nos solicitó proyectarla en el Museo del Cine de Buenos Aires. Ya confirmamos la fecha para el viernes 22 de agosto. Por otro lado nos pidieron el documental para que forme parte de la muestra de cine cordobés del “Bafici Itinerante” en Mendoza, que se llevará a cabo a finales del mes. Además, quedemos seleccionados en competencia de largometrajes en el Festival de Cine del Conurbano (Fecico).
“Creíamos que nos iban a tildar de ‘zurditos’, pero nunca de fachos”
Respecto a la polémica surgida luego del estreno en el Bafici, ¿pensaban que podía suceder semejante discusión?
- Es una película polémica. Nosotros decidimos reconstruir un hecho histórico desde la multiplicidad de voces y sabíamos que esto lleva a un resultado: nadie queda conforme. Es difícil escuchar algo que no coincide con tu pensamiento. Nosotros como realizadores respetamos todas las opiniones de los testimonios, lo que no significa que las compartamos. Fuimos preparados para un debate encendido, pero nunca nos imaginamos que se iban a poner a discutir entre los espectadores y que las personas del Bafici tuviesen complicaciones para desalojar la sala. Nosotros ayudamos a despejar el lugar porque había otra función e intentamos hablar afuera con la mayoría de las personas que pudimos. Lamentablemente había tanta gente que no logramos dialogar con todos los que queríamos.
A la mayoría les pareció un trabajo interesante y destacaron el respeto con el que se llevó a cabo, recibimos muchas felicitaciones. En las redes sociales ya se había creado una polémica fuerte. La película fue muy criticada antes de ser vista: “Seguro es una mentira más a la que el Gobierno kirchnerista nos tiene acostumbrados” o “es financiada por el INCAA y la UNVM, qué se puede esperar”, son algunas de las cosas que se decían. Lo que realmente fue una sorpresa para nosotros fue el tinte ideológico. Ibamos preparados para que nos tildaran de “zurditos”, pero nunca, nunca nos hubiésemos imaginado que alguien nos podría tildar de “fachos”. Esto realmente fue doloroso, porque está alejado de nuestra esencia, alejado de la verdad, pero el malestar fue solo un momento, ya que estamos muy tranquilos con lo que somos realmente y con nuestra intención como realizadores.