El viernes por la noche se presentaron el doctor en Psicología Juan Alberto Yaría y el médico farmacólogo Roberto Baistrocchi, reconocidos a nivel internacional por sus investigaciones en adicciones, con más de 10 publicaciones previas del tema.
Los organizadores locales, en tanto, fueron Horacio Tabares, psicólogo y tesista de la Maestría en Drogodependencia, y Omar Barberis, doctor en Ciencias Políticas y director del Instituto de Extensión de la UNVM.
El encuentro fue en el Rectorado de la Universidad Nacional de Villa María en el marco de la exposición del libro “Adicciones: cerebro- subjetividad-conducta-cultura”.
Así, el libro ahonda en cuatro perspectivas desde donde abordar esta enfermedad que según comprenden es multifactorial.
Ambos profesionales conversaron con EL DIARIO sobre una problemática propia de nuestros tiempos.
Juan Alberto Yaría, máster en Drogodependencia, comentó que “hemos decidido trabajar juntos con el doctor Baistrocchi en este libro después de muchos años compartidos de investigación y de trabajo en la Universidad en Buenos Aires”.
Respecto a la publicación aclaró que “tiene varios perfiles, si bien aborda lo clínico, está siempre presente el factor del sufrimiento humano”.
En ese aspecto, tal vez poco reconocido por la clínica, es donde ellos hacen hincapié, ya que revelan que el consumo de cualquier tipo de sustancias genera pérdidas no sólo materiales, sino también afectivas.
Roberto Baistrocchi por su parte explicó que “cuando se habla de adicciones es muy amplio, las más frecuentes en nuestro país son el tabaquismo y el alcoholismo. Siempre cuando se habla de adicciones se relaciona con sustancias ilegales y, en realidad, las sustancias no conocen de legalidad. Por ende uno puede ser adicto al trabajo, a la lectura, a los relajantes, a Internet, a la soledad, a las parejas”.
En este sentido aclaró que “lo que es enfermo es la relación del sujeto con el objeto y tienen que darse condiciones especiales de ambos. En cuanto a las causas biológicas, psicológicas, culturales, sociales que están asociadas a la adicción si se pudieran conocer con anticipación sería lo óptimo porque se determinaría a cuál va a virar y prevenir, pero por ahora es imposible”.
A partir de ello esbozó otra idea en cuanto al rol que desempeñan las instituciones estatales y sociales en la tarea de dar respuestas a la problemática.
“Algunos dicen que hay que despenalizar el consumo de drogas para evitar el narcotráfico, lo cual es cierto, pero hay que dejar en claro que mientras los políticos y el resto de las instituciones siguen discutiendo el sujeto se acerca más al objeto y hay pérdida, biológica, a nivel neuronal, y afectiva, en los vínculos con familiares, amigos”.
Yaría retomó la noción del padecimiento y explicó que “hoy se discute mucho si es la búsqueda del placer lo que está en juego en el consumo reiterativo o si es evadirse del sufrimiento que implica no tener para consumir”.
Entonces dijo que “el placer es lo que se encuentra al principio, en lo que se denomina la luna de miel, pero progresivamente aparece el displacer de consumir o no”.
Desde esta perspectiva plantea que “se provoca una lucha por salir de ese vacío y hay una triple angustia por conseguir la dosis, luego la de querer el efecto y, por último, la de perder el efecto”.
Baistrocchi por su parte sentenció que “nadie quiere ser adicto, cuando uno consume el objeto inicialmente siempre busca una recompensa, el problema es que nadie sabe cómo está su estructura psíquica y física. Cuando se dan cuenta de que son adictos, ya es tarde y ya está sufriendo y no se puede volver atrás.