Con un documento firmado por su presidente, Gerardo Russo, el Partido Justicialista local se pronunció sobre las recientes expresiones del obispo Samuel Jofré.
El escrito, que en principio iba a ser dado a publicidad el sábado, fue remitido a EL DIARIO ayer por la mañana, con la firma, además, de Sebastián Capurro, secretario general, y de Verónica Vivó, titular alterna de la mencionada institución partidaria. Su texto expresa:
"El Partido Justicialista de Villa María, quiere manifestar públicamente su profunda preocupación por las expresiones que habrían sido vertidas por el señor obispo de la Diócesis de Villa María, Samuel Jofré, en una conferencia organizada por el Partido Villamariense, recogidas por Puntal Villa María el día 8 de agosto del corriente año, aunque luego las desmintiera parcialmente.
En dicho encuentro, entre los diferentes temas abordados por el obispo, habría propuesto ‘una nueva amnistía’ a los represores que están siendo juzgados y encarcelados por delitos de lesa humanidad, por la desaparición y asesinatos de 30.000 compatriotas, entre ellos cientos de niños. Propuesta ésta que merece nuestro más absoluto rechazo. Entender que la ‘reconciliación’ de los argentinos pregonada por el señor obispo, puede producirse sobre otros pilares que no sean la verdad y la justicia, es una equivocación histórica ya vivida a través de las leyes de obediencia debida y punto final, y el indulto presidencial. El único camino legítimo es la búsqueda de la verdad a través de un juicio justo, con jueces de la democracia, derecho que nuestros compañeros no tuvieron cuando fueron cobardemente asesinados.
Por eso, rechazamos enfáticamente la teoría de los dos demonios esbozada nuevamente por el señor obispo. Acá no hubo dos demonios, hubo un Estado con todo su poder represivo que persiguió, secuestro, violó y asesinó a trabajadores, estudiantes, mujeres, niños, combatientes y hasta sacerdotes, por igual, con un plan sistemático de desaparición forzada de personas, aplicado no sólo en nuestro país, sino también sobre los pueblos hermanos de América Latina. Plan que incluyó el robo de más de 500 bebés arrancados de sus madres obligadas a parir en cautiverio. Plan represivo, ligado a un programa económico y social inspirado en los principios del neoliberalismo, que nos dejó como herencia desindustrialización, destrucción del aparato productivo nacional, endeudamiento, desocupación y dependencia de los capitales concentrados, transformaciones estructurales cuyas consecuencias aún perduran en nuestros días.
Claro está que todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo y complicidad de vastos sectores civiles de nuestra sociedad, en esto coincidimos con el señor obispo. Por eso hablamos de dictadura cívico-militar, y por eso le pedimos a la Iglesia Católica que abra sus archivos para ayudar de verdad a ‘reconciliar’ a los argentinos con su historia, ayudando de esta manera, a que todos los responsables del genocidio que vivimos entre 1976 y 1983 sean juzgados y encarcelados. Los civiles también.
No deja de llamarnos también poderosamente la atención, que el señor obispo haya culpado del estado de violencia que vivimos los argentinos durante la década del 70 al Gobierno de Héctor Cámpora, y a las organizaciones que lucharon y resistieron contra las diferentes dictaduras que asolaron el país desde 1930 a 1983, sin hacer referencia, sin embargo, al posicionamiento ideológico de quienes interrumpieron sistemáticamente los gobiernos democráticos, violando la soberanía popular y llevándonos con sus actos de violencia sobre el pueblo argentino, a un callejón sin salida signado por el hambre, la exclusión social y la miseria social, del que sólo podía salirse a través de la resistencia activa.
También debemos decir que resulta llamativo el momento elegido por el señor obispo para reflexionar sobre estos temas. Sobre todo, teniendo en cuenta que por estos días, la inmensa mayoría de los argentinos compartimos la alegría de la recuperación de un nieto apropiado, el 114, nieto de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto. Alegría compartida por el propio Papa Francisco. En momentos además, que en la provincia de La Rioja se dictaba sentencia contra los asesinos de monseñor Enrique Angelelli, uno de los tantos sacerdotes que compartieron esa ‘visión de país diferente por la cual luchaban miles de jóvenes’, y por la que ellos mismos terminaron bajo las balas asesinas de aquellos que a lo largo de toda nuestra historia han pretendido un país para unos pocos, los que más tienen.
Finalmente, somos conscientes que el nuestro es también un posicionamiento ideológico y político, que tiene una mirada concreta, aunque no la única posible, sobre el proceso histórico que nos ha ido definiendo como país.
Y como no creemos ser depositarios ni mucho menos, de la verdad absoluta, es que invitamos al señor obispo a debatir sobre los orígenes de la violencia social y política en nuestro país. Nuestro local partidario puede ser también un buen lugar para analizar y confrontar democráticamente diferentes posturas sobre el papel que jugaron los golpes de Estado en nuestro país, sus causas y consecuencias, quienes lo resistieron y quienes fueron sus instigadores y cómplices, ganadores y perdedores, vencedores y vencidos’.
Cabe recordar que también la APDH opinó sobre las expresiones de Jofré, diciendo entre otros conceptos que: ‘El señor obispo ha usado palabras fuertes, hirientes, dolorosas, antidemocráticas, para un pueblo que aún no se ha podido recuperar de la tragedia de la última dictadura. El período más largo de nuestra historia (30 años de vida en democracia), fue construido entre todos: el pueblo, los dirigentes de todas las corrientes políticas, las instituciones intermedias y los jóvenes que se han hecho hombres en este período. Lo afirmado por monseñor Jofré pone en duda, con lo expresado a continuación, uno de los pilares del sistema republicano: la justicia’.
Dice el obispo: ‘Los juicios a los represores de la última dictadura militar -son discutibles- afirmando que voces serias, bien plantadas, hablan de juicios políticos’. Tal vez el señor obispo no sepa que algunos de esos señores de ‘voces serias, bien plantadas’, sean los mismos a los que hacía referencia monseñor Pedro Gottardi en una carta enviada a un preso de Sierra Chica, en la que afirmaba que en Villa María se confeccionaron las ‘listas negras o de subversivos’, que luego fueron detenidos y algunos secuestrados y asesinados por la última dictadura. En Villa María se secuestró y asesinó a un matrimonio perteneciente a una familia muy conocida por todos nosotros”.