Abel Laudonio, exmedallista Olímpico en Roma 1960, y campeón argentino de los livianos, falleció ayer a la madrugada a los 75 años, después de padecer una larga enfermedad, informó su esposa Nora Mabel Bello.
Los restos de Laudonio son velados desde ayer a las 17 en O’Higgins 2842 y sepultado hoy en el cementerio Jardín de Paz ubicado en Pilar.
Los médicos le diagnosticaron Alzheimer a Laudonio en 2004 y luego su enfermedad se complicó al sufrir un ACV (2009), que derivó en otras complicaciones que deterioraron su salud.
Laudonio, nacido el 30 de agosto de 1938, padre de Gabriela, Vanesa y Hernán, fue uno de nueve hermanos (cuatro mujeres y cinco varones) de una familia trabajadora arraigada en el barrio porteño de Villa Urquiza.
Los duelos con Nicolino Locche fueron un clásico de la década del 60. Dos combates fueron ganados por el mendocino y el restante por Laudonio, quien le arrebató al “Intocable” el título argentino liviano el 11 de noviembre de 1964, al vencerlo por puntos en 12 rounds en el Luna Park.
Laudonio había ganado la Medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 (perdió en semifinal con el italiano Sandro Lopopolo, luego campeón Mundial) y antes había participado en los juegos de Melbourne 1956 en la categoría Mosca, donde fue noveno, tras ganar en la primera ronda y perder en la segunda.
Tras los juegos de Roma se convirtió en profesional, donde realizó 56 combates, con 48 triunfos (37 nocauts) seis reveses y dos empates.
En la década del 70, Laudonio construyó, en el barrio de Agronomía, un gimnasio modelo en el cual practicaron boxeo figuras del deporte y el espectáculo, pero tuvo que cerrarlo cuando se le declaró el Alzheimer: “Los chicos me pegan y los golpes me duelen”, le había confesado a su esposa Nora Mabel.
Hace dos años, su esposa escribió el libro “Pudo ser Caín”, que es un emocionado recorrido por la vida personal y deportiva de quien fuera un destacado pugilista.