Escribe:
Lorena Cuasolo*


"El que mata tiene que morir", dijo la pseudo diva argentina, queriendo al mismo tiempo negar el haber pedido públicamente la pena de muerte para aquel que mata.
¡Salvajada lingüística si las hay!
¡Salvajada inhumana si las hay!
¡Cuán peligrosas palabras en la boca de un personaje tan peligrosamente popular!
¡Cuán peligrosamente imprudente, inconsciente del poder de las palabras!
¡Qué personajes, casi siniestros, tienen espacio y poder sobre la opinión de la gente!

Asusta, indigna, asusta una vez más.

Políticos, oligarcas, empresarios, gente común, personajes cuyo problema más grave no es el hambre, ni la pobreza, ni el desempleo ni la falta de educación, ni la discriminación ni la marginalidad, sino la inseguridad y cómo evadir impuestos millonarios.
Y cuando un personaje de estos pide "leyes más fuertes", está pidiendo mano dura.
Y cuando dice que el "que mata tiene que morir", ya tengo 18 años, 16 años ó 15 años, está diciendo que hay que matar a niños y adolescentes.
Está reivindicando la ley del Taleón.
Está negando u omitiendo la importancia de la educación y la lucha contra la pobreza, que son modos más aconsejables para combatir la delincuencia y el crimen.
Está olvidando que un estado democrático no puede ni debe matar a sus ciudadanos, pues si lo hiciera no sería más que un estado terrorista, sangriento como el de los años 76-83.
Está olvidando que ha habido mucha muerte en Argentina, como para sumar más legalizándola.

Demasiada tragedia ha sembrado el fascismo y el nazismo en el mundo como para seguir evocándolos.

No necesitamos pena de muerte.

No necesitamos soluciones que no solucionan nada, sino que sólo tapan huecos.

Necesitamos un Estado presente que garantice el empleo, la educación, la correcta distribución de las ganancias y los derechos humanos. No necesitamos ídolos superficiales y burdos que difunden a nivel masivo mensajes que asemejan a lo pedidos de mano dura que apoyaron a cada uno de los gobiernos de facto de nuestro país.

¡Salvajada vergonzosa!



(*) la autora es profesora de Inglés