Desde el año 2004, cuando el gobernador José Manuel de la Sota creó el “impuesto al fuego”, cada vez que un usuario de EPEC paga su factura, está haciendo un aporta también a los fondos del Plan de Manejo del Fuego, destinado a la prevención y la lucha contra los incendios, ya sea para la compra de equipamientos como también para rentar a una cierta cantidad de bomberos en los cuarteles.
Desde ese momento, el reparto y el destino de ese dinero, que ha llegado a superar los 60 millones de pesos, ha sido tema de discusión y planteos por distintas instituciones como Bomberos o la propia oposición política, cuestión que, en los últimos días, ha vuelto a tener otro capítulo lleno de reproches desde ambos lados.
Gustavo Nicola, jefe del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Villa María, no ahorró críticas sobre el destino de estos fondos, la distribución “desigual” de los mismos, ni la actitud “egoísta” de sus pares bomberos de la denominada zona de riegos, quienes reciben la mayor parte del dinero.
“Con los fondos que recibimos del Plan de Manejo del Fuego, no hacemos nada”, lanzó Nicola, quien aseguró que reciben unos 16 mil pesos mensuales, y contrastó esa cifra con los nueve mil pesos que el cuartel paga de luz por mes, para describir la insignificancia de la misma.
Teniendo en cuenta que la mayoría de ese dinero se destinó a los cuarteles ubicados en la zona de riesgo, es decir, en las sierras y zona de montañas, Nicola planteó que “nosotros, en la zona del llano, tenemos más riesgos de incendio que en la montaña, más hectáreas quemadas y con un valor mucho más caro del suelo”.
Al respecto, ejemplificó: “Una hectárea de campo en la zona del llano sale más o menos 15 mil dólares, en la zona de riesgo sale 750 dólares. Y eso solo la hectárea, sin contar lo que está sembrado. No sólo eso, una vez que se quemaron las sierras, después de las primeras lluvias el pasto crece de nuevo, y todo normal. Acá una vez que se quemó la capa que cubre para hacer la siembra directa, tarda cuatro años en restablecerse”.
El jefe de Bomberos aseguró que este descontento ha sido planteado en reiteradas ocasiones, pero “directamente no hay respuesta”, y agregó que “después de 14 años, recibimos un kit para materiales peligrosos”, por parte de la Provincia.
“No dudo en definir de ‘egoísta’, la actitud y los planteos de los cuarteles que pertenecen a la zona de riego, quienes pese a recibir la mayor parte del dinero, siguen exigiendo. “El año pasado para los incendios de las sierras, de 500 bomberos, el 90% era de la zona del llano y los autobombas también, y ellos se quejan, esas cosas molestan”, reclamó.
Para hacer más hincapié en la desigualdad, dijo que, según estadísticas, “sumando todos los cuarteles de la regional que está en la zona de riesgo, no superan la cantidad de salidas que tiene solamente el Cuerpo de Villa María”.
Con respecto a los bomberos rentados, fue tajante con su postura en contra y sentenció: “El día que seamos pagos, dejamos de hacer todo lo que hacemos; porque pasamos a ser un empleado”. Villa María tiene un cuerpo de 124 bomberos voluntarios, de los cuales sólo cuatro son rentados y son aquellos que se dedican, por ejemplo, a la atención telefónica. “Hay cuarteles que tienen el 50% de los bomberos pagos, entonces ya no son cuarteles de bomberos voluntarios, serán mixto, o directamente rentados”.
Ante esta situación, Nicola destacó a los más de siete mil Amigos Solidarios, que colaboran mensualmente con 30 pesos “y sin ellos no tendríamos nada, es casi el 10% de la ciudad”. Pero también mostró el aporte de aquellas empresas o comercios que “prácticamente en forma anónima” hacen una importante donación de dinero.