Las tres horas que duró el show de Rosana el jueves por la noche en un Teatro Verdi colmado podrían asemejarse a lo que comúnmente es la sobremesa de un asado entre amigos, en donde aquel que tiene el don de la voz se hace cargo de tomar la guitarra y agasaja a los demás hilando a puro carisma algunos temas, chistes y anécdotas.
La cantante española deslumbró en la presentación en la ciudad de su octavo disco “8 Lunas”, con el que repasó algunas de sus canciones más conocidas.
Rosana ofreció un espectáculo no sólo desde el punto de vista artístico, con una excelente puesta en escena e indudable brillo de su voz, sino también porque llevó al público a atravesar distintos momentos de distención que la acercan mucho más a sus fans.
Si bien en el inicio pidió a sus músicos, en dos ocasiones, que se detuvieran en medio de una canción porque no estaba conforme con el volumen del sonido y, luego, por una falla en su guitarra, una vez salvado el problema lo demás fue una fiesta.
Abrió el show con “El Talismán” y, sabiendo que el teatro tenía localidades agotadas pero al observar que en primera fila había dos asientos vacíos, al término de la canción pidió la complicidad de las más de 600 personas para jugarles una broma en caso de que llegaran esas dos personas más tarde. Finalmente, las butacas nunca se ocuparon, y, ella más que nadie, se quedó con las ganas de hacer la broma.
Luego de un repertorio de canciones el show cobró un compostura más íntima, cuando se convirtió en un acústico a la carta, en donde Rosana pidió que, a los gritos, el público eligiera qué canción querían escuchar. No dejó a nadie sin escuchar lo que pretendía de ella.
Quizás el momento de más energía fue cuando bajó del escenario y se paseó por los pasillos, cantando, sacándose fotos y recorriendo incluso el sector pullman. Al retornar el escenario, pidió que todos se pongan de pie y los hizo bailar.
Tropezó en el escenario, subió a una niña que cumplía años a cantar un tema entero y se despidió, dejando más que satisfechos a los fanáticos que escucharon su promesa de volver.