Mafalda Verónica Lorenzzatte y Mercedes Valle son dos vecinas que realizan distintas actividades solidarias.
Movilizadas por los fatales hechos ocurridos en el Hogar de Ancianos, con dos adultos mayores muertos en incidentes allí, decidieron presentarse para visitar a los residentes y acompañarlos con mates y bocadillos. En fin, como ellas aducen: “Llevarles alguna muestra de cariño”.
Allí comienza el relato del escrito que estas mujeres presentaron a EL DIARIO: “Grande fue nuestra sorpresa cuando nos encontramos con puertas cerradas con cadenas y, tras varios minutos de espera, conseguimos que nos atendieran para señalarnos que no podíamos ingresar sin autorización”.
Entonces continuaron insistiendo hasta que lograron que las reciba una persona que dijo ser responsable.
Explican que “esa persona que nos atendió amablemente nos confirmó que podíamos ir de visita, pero previo formalizar una solicitud. Parecía algo llamativo, pero razonable”.
Aunque los comentarios que prosiguieron de parte de ese responsable dejaron anonadadas a las mujeres.
Declararon que “nos sorprendió que también nos dijera que no estaba permitido llevar ningún alimento ni ninguna otra cosa porque los residentes cuentan con todos los elementos necesarios para una vida más o menos confortable. Que, incluso, tenían juegos de mesa y naipes, así que tampoco nos habilitaba la iniciativa de llevar un mazo de cartas”.
Toda esta situación devino en el planteamiento al que derivaron las voluntarias, que dijeron que “reconocemos que es preciso un control estricto sobre los visitantes para que no ocurran episodios desagradables o desgraciados, pero nos preguntamos si con estas decisiones no se ha convertido al Hogar de Ancianos en el penal de ancianos”.
Algunas otras ideas que deslizaron entonces fueron que “es una lástima que la solidaridad de la gente, que dispone de algunos minutos de su ocupada vida, no pueda concurrir libremente a visitar a los adultos mayores. Ya sabemos que ningún extremo sirve para encontrar el verdadero camino, así que estamos seguras de que este no lo es”.
Concluyeron que “los episodios desgraciados ocurridos este año no se resuelven cerrando la casa y encerrando a sus residentes”.