Edicion: 2015-07-01
Hoy en Tapa de Papel | Ediciones Anteriores
NOTICIAS SUPLEMENTOS SERVICIOS CONTACTO QUIENES SOMOS
Portada  »  El Diario Cultura  »  Avelino Antuña y la Misa Criolla
17 de Agosto de 2014
50º aniversario - Un sacerdote local en la famosa obra musical
Avelino Antuña y la Misa Criolla
La Misa Criolla es una pieza musical de gran popularidad, no sólo en Argentina, compuesta por Ariel Ramírez. Se trata de una obra para solistas, coro y orquesta cuya particularidad más destacable es que posee un contenido netamente religioso
Compartir Compartir Imprimir
Ariel Ramírez y Monseñor Antuña (foto)

 

Transitando los caminos de la historia - Nota Nº 383

Escribe Jesús Chirino

Durante toda su extensión respeta el ordinario de la misa haciendo uso de ritmos musicales tradicionales de nuestro país. La letra está basada en los textos litúrgicos en español de la misa católica aprobados en 1963. El mismo Ramírez señala que fue Antonio Osvaldo Catena, entonces presidente de la Comisión Episcopal para Sudamérica (encargada de realizar la traducción del texto latino de la misa al español), quien visualizó la idea de componer una misa con ritmos folclóricos. Los arreglos corales de este trabajo estuvieron a cargo del cura Jesús Gabriel Segade. Todo el trabajo está cargado del espíritu renovador de la Iglesia que impuso desde su inicio el Concilio Vaticano II, que entre otras cuestiones importantes llevó a abandonar el oficio de la misa en latín y de espalda a los fieles que no conocían esa lengua muerta. Cuestión, como otras, que fuera revertida por el Papa “restaurador” Benedicto XVI.
Volviendo a la Misa Criolla, editada por primera vez en 1965, el mismo Ramírez escribió: “Cuando terminé su composición no dudé en dedicarla a ocho amigos, cuyos nombres representan de alguna manera a los incontables seres queridos que me brindaron su ayuda generosa durante aquellos cruciales años de mi juventud...”. Entre todos, al primero que nombra y único argentino que integra esa reducida lista, es el padre Avelino Antuña, hombre de la Iglesia que tuvo destacado desempeño en Villa María. Avelino Ambrosio Antuña, tal su nombre completo, de padres españoles, nació en la localidad de Lobería, al sur de la provincia de Buenos Aires, el 24 de noviembre de 1918. Estudió en el Seminario de Córdoba, haciendo luego el Doctorado en Teología en la Universidad Gregoriana de Roma, de donde egresó el 10 de diciembre de 1943.
El 16 de octubre de 1984, EL DIARIO, en su página 17, dice “Sepultaron ayer los restos de monseñor Avelino Antuña”, quien había sido secretario canciller del Obispado de Villa María cuando el mismo fue creado en 1957, en momentos que monseñor Alberto Deane ejerció como obispo en esta ciudad. La columna noticiosa señala que la sepultura tuvo lugar en la localidad de Almafuerte luego de una misa de cuerpo presente oficiada por “Monseñor Disandro, celebrada en el complejo turístico de Embalse, en donde el padre Antuña era capellán”.
Este cura supo ejercer como cura párroco en las localidades de La Playosa, Bell Ville y también en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Villa María. Más allá de comentarios relacionados con sus posiciones ideológicas, Antuña supo cultivar amores en los lugares en que se desempeñó. En La Playosa desarrolló una rica historia que aún está en la memoria de los más antiguos de esa población. Algunos recuerdan sus sermones como también la utilización de la música en sus oficios. Al respecto podemos mencionar la figura de la profesora Zulema Eva Lafuente, la “señorita Zusy”, tocando el armonio para acompañar al coro que participaba de las celebraciones.
Al inicio de su desempeño en Villa María, luego de tener la responsabilidad del Secretariado en el Obispado local, fue designado vicario general para posteriormente pasar a ser vicario capitular. Junto a otra recordada religiosa de la Iglesia Católica, la hermana Gabriela Moscoso, trabajaron para la concreción del Profesorado de Castellano, Literatura y Latín, en el año 1958, que fue presentado como el primer profesorado de esas características fuera de Capital Federal.
Bernardino Calvo, en su libro “Historia de la Educación en Villa María. 1871-1996”, señala que este profesorado, denominado Gabriela Mistral, “fue el primero en la ciudad, que inició sus actividades en el Instituto del Rosario el 1 de abril de 1958, siendo rectora del establecimiento la Rda. Hna. Gabriela Moscoso. Adscripto a la Escuela Normal de Profesores ‘Alejandro Carbó’ de la ciudad de Córdoba, el obispo diocesano monseñor Deane confió la iniciativa a su secretario canciller, el presbítero Antuña, director del Secretariado Diocesano de Colegios Católicos, iniciando la labor del establecimiento educacional con el Profesorado de Castellano, Literatura y Latín...”. En la revista “Rosarina”, editada por el Instituto del Rosario de Villa María en 1969, Antuña escribió el artículo “El Profesorado Gabriela Mistral y la promoción humana” refiriéndose a la creación de ese profesorado, donde dice: “Para la Iglesia, la de la Populorum Progressio -el desarrollo de los pueblos- y la de los documentos de Medellín, el indiscutible punto de partida de toda promoción humana integral es la educación. Por ello, el llamado de la Iglesia Universal a través de Pablo VI y de la Iglesia latinoamericana a través de los obispos del CELAM a todas las instituciones educativas cristianas para que sumen su compromiso de impulsar el desarrollo de los pueblos”.
En el referido artículo de EL DIARIO se recuerda que este religioso “fundó también 11 escuelas parroquiales, en diversos lugares de la Diócesis como La Playosa, Villa Nueva, Las Perdices, Cruz Alta, etcétera”. Allí también se rescatan palabras de la monja Moscoso, que acerca de Antuña dijo: “Leía con rapidez y era capaz de sintetizar una obra en el motivo que el escritor la compusiera, con un criterio amplio; conocedor del medio, vivía con el deseo de prodigarse de hacer el bien. Desde el Obispado, durante más de 20 años, con un trabajo silencioso supo ser el vigía que iluminara el camino con una obediencia respetuosa de su obispo”. La religiosa, que durante 27 años trabajó junto a Antuña, continuó recordando “su amenidad en la conversación, su humor, sus profundos conocimientos literarios...”.
Hace casi 30 años, en octubre de 1984, un paro cardíaco terminó con su vida. El último curso que dictó poco antes de su fallecimiento, para los profesores del Instituto del Rosario, versó acerca de “Dios, el hombre y la conciencia”. El nombre de Antuña quedó impreso en varias de sus obras, que tienen continuidad en el presente y también en las reproducciones de la archiconocida Misa Criolla.


 

Otras notas de la seccion El Diario Cultura
  • La literatura cordobesa está de luto
  • Viaje al país de la percepción
  • Casa de tolerancia, "pupilas" y etiquetamiento
  • Un siglo de cultura en la misma esquina
  • Surgimiento del municipio local


  • Humor
    Noticias » Locales » Regionales » Policiales y Judiciales » Deportes » Culturales » Especiales » Opiniones
    Suplementos » Tiempo de Salud » Arquitectura » Horas Libres » Rural » Cultura » Viajes »
    Archivo formato anterior » 2001 » 2002 » 2003 » 2004 » 2005 » 2006 » 2007 » 2008
    Servicios » Fúnebres » Clima »
    REPORTÁ UNA NOTICIA

    Si tenés una noticia comunicate
    E-mail: lector.escribe@eldiariocba.com.ar
    Teléfono: 0353-4523976 (Redacción)
    PUBLICIDAD

    E-mail: publicidad@eldiariocba.com.ar
    Teléfono: 0353-4523976 (Publicidad)
    Celular: 0353-154199702
    NUESTROS DATOS

    El Diario del Centro del País es editado por la Cooperativa Comunicar en Periodistas Argentinos 466/474, ciudad de Villa María, República Argentina
    Teléfonos: 0353-4523976 y 0353-4613126
    E-mail: eldiario@eldiariocba.com.ar

    Copyright 2008-2024 Cooperativa Comunicar.   WfxGroup - Administracion de publicidad para sitios de alto trafico - Villa Maria - Cordoba WfxGroup - Diseño y programacion Web - Villa Maria - Cordoba