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17 de Agosto de 2014
De los placeres en la escolarización
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Licenciada en Ciencias de la Educación, magíster en Educación Superior y docente de la UNVM, Graciela Magallanes obtuvo el doctorado en Ciencias Sociales por la UBA. Su investigación se enfocó en “Las experiencias placenteras en sujetos que alcanzaron el nivel doctoral a partir de un análisis de historias de vida”, un trabajo tan osado como original que arroja una nueva luz a la “erótica del conocimiento”


Si un ser humano aprende antes que nada las verdades de su propio cuerpo (educación física y cinética) y una vez conseguidas se aboca de lleno al estudio de una ciencia o disciplina (educación de la inteligencia y adquisición de las profesiones), al final no le quedará otra asignatura que la síntesis mediante la filosofía; ese saber holístico que armoniza todos los conocimientos (del cuerpo y de la mente) en un alma. Sólo entonces podrá decirse que esa persona habrá cumplido con el ideal griego de la educación. 
Y bien, si se tuviera que buscar un caso que ilustre todo este proceso en nuestra ciudad, acaso ninguno sea más elocuente que el de la profesora, licenciada y (ahora) doctora Graciela Magallanes. Y si no, repasemos los hitos de su trayectoria vuelta aprendizaje. Excelente jugadora de pelota al cesto en su Bell Ville natal (llegó a integrar la selección provincial) Magallanes se trasladó a Villa María apenas terminado el secundario dispuesta a cursar el Profesorado de Educación Física en Las Rosarinas. Una vez conseguido el objetivo y tras dar clases en escuelas secundarias, la joven “profe” se integró en distintas instituciones educativas en la ciudad. Luego obtiene en Rosario la licenciatura en Ciencias de la Educación y se incorpora a la incipiente Universidad Nacional de Villa María como directora de Orientación y Promoción Estudiantil. En forma paralela ejerce la docencia universitaria hasta tener a su cargo cátedras de metodología de la investigación y dirigir grupos de estudio. La cosa podría haberse terminado allí. Estaba lista la educación. ¿A qué tomarse la molestia de la filosofía y la síntesis en un mundo materialista donde el conocimiento pareciera un medio y no un fin? Acaso un genio maligno le susurró al oído este consejo conformista. Pero Graciela no lo escuchó. Acaso porque “me encanta salirme del molde tanto como estudiar, hacer cursos y mejorar en lo académico” (Graciela dixit), es que realizó su Maestría en Educación Superior y a continuación comenzó a cursar el Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Buenos Aires, ese que acaba de obtener hace muy poco. Y en este caso, podría decirse que la síntesis funcionó a la perfección, ya que el tema de su tesis doctoral (fue una síntesis de su vida misma) giró en torno a las experiencias placenteras que obtienen aquellas personas que se doctoraron en la Universidad. O para decirlo con sus palabras, “mi idea central fue describir en donde radican los placeres en la trayectoria de escolarización de estas personas, desde que entraron al aula del jardín de infantes hasta que fueron doctores. Fue todo un reto ya que hay escasas investigaciones al respecto y se trata de explorar una población muy especial, ya que de cada diez egresados que terminan una carrera de grado sólo uno obtiene el doctorado”, comenta la flamante doctora.
La investigación fue dirigida por el doctor Adrián Scribano y la técnica elegida para llevarla a cabo fue el muestreo intencional y selectivo de doctores que trabajan en la UNVM. “Los entrevisté a partir de la técnica de historia de vidas a lo largo de varias instancias. Y debo decir que la colaboración que recibí de parte de ellos fue inclaudicable. Les tengo a todos y a cada uno un reconocimiento muy especial”.
 
Eros versus Capitalismo
 
-¿Por qué te planteaste el tema de los placeres en la educación?
-Porque es un tema constitutivo de cada sujeto durante el proceso de aprendizaje. Y eso es lo que siempre me interesó. Hay quienes dicen que el saber es un lugar de sacrificio y dolor, pero otros dicen que es un sitio de satisfacciones y placer. Cuesta romper desde la docencia esas dos ideas y ver las dos caras del mismo fenómeno. 
-¿Cuál fue tu punto de partida para realizar las entrevistas?
-Empecé por una pregunta esencial y común para todos: “¿Cómo llegaste a ser lo que sos?” Y esta pregunta se vincula muy directamente a la novela de formación de cada uno, a una construcción subjetiva que tiene que ver, evidentemente, con los placeres inscriptos en la biografía de los sujetos. Allí, las sensibilidades en juego y los procesos de apropiación subjetiva se consideran centrales para comprender las experiencias placenteras.
-¿Y cómo definirías esos placeres?
-Son experiencias de satisfacción de las cuales hay que saber si eran las esperables o no por las instituciones escolarizadas. En este marco, los placeres son una categoría psicológica que se ha vuelto política. Estas discusiones datan de los primeros filósofos griegos. Epicuro, por ejemplo, ofrece una vuelta a los placeres, a la prudencia política y a la relación con el conocimiento, todo en el “Jardín” donde creó su propia escuela.
-¿Y cómo sobrevive en la actualidad ese “Jardín de Epicuro”?
-Eso es algo que también me pregunté y abrió posibilidades para explorar la materialidad de esas experiencias placenteras. Por eso revisé a Marx, que en su tesis doctoral retoma a Epicuro y a Demócrito. Esos aportes me llevaron a las teorías críticas de la educación, que hablaban de la “mercantilización de la experiencia” en la escolarización y se preguntaban por la ideología inscripta en la escolaridad. 
-Teniendo en cuenta las actuales condiciones capitalistas ¿queda lugar para el placer en el aula?
-Sí que queda, y ese placer se multiplica. Sólo que la forma de producción capitalista plantea con astucia “de qué modo deben ser esos placeres”. Allí se inscriben procesos complejos, como la alienación de la experiencia. Es uno de los aspectos más interesantes a trabajar.
-¿Por qué nos alienamos en la escuela y en la sociedad?
-Tu pregunta es un tema que ha concentrado la atención de la historia de la Humanidad entera y de importantes pensadores. Tiene que ver con el cruce entre condiciones de producción y reproducción de las experiencias y su vinculación con las relaciones de poder. 
-Entonces y a pesar de la alienación, ¿es posible una “Erótica del Conocimiento”, como dicen los especialistas? 
-Es posible, pero es difícil. Y eso se debe a que cuando uno rastrea la historia de la Filosofía y la Ciencia de la Educación, la pregunta sobre de la “Erótica del Conocimiento” se escurre constantemente. Y creo que ahí radica una de las claves. Muchas veces algunos placeres “no cierran” en determinadas condiciones mercantiles. 
-¿Se debe ser funcional al sistema productivo desde la escuela? 
-Ese pareciera ser el mandato. Pero entonces debemos hacernos necesariamente una pregunta: ¿la vida mercantil puede hacer que el “Eros” vaya desapareciendo de la escuela y del conocimiento? Es necesario poner en tensión la vitalidad de los placeres con lo que esperan las instituciones escolares de cada sujeto.
-Si muere el placer por el conocimiento, ¿cómo seguirá habiendo licenciados y doctores? 
-Claro. Por eso hay que preguntarse si realmente mueren ciertos placeres o si nacen otros y luego mutan. También hay que preguntarse qué pasa con quienes no alcanzaron el título de doctores. Porque si de diez personas que entran a la academia sólo una lo consigue, ¿qué pasó con las otras nueve que se alejaron, que desertaron o nunca tuvieron oportunidades de permanecer en el sistema escolarizado? ¿Qué pasó con esas otras ideas y prácticas de placer en el conocimiento? 
 
Educación escrita en el cuerpo
 
-¿Los placeres académicos cambian con el paso de las generaciones?
-Según mis conclusiones algunos cambian, otros mueren y otros se replican. Para estudiar eso tuve que analizar el cuerpo de las experiencias de cada entrevistado porque es el reservorio de esos placeres y displaceres. Quería ver cómo se hacían carne en las experiencias. Por eso muchas de mis preguntas fueron muy directas.
-¿Como cuáles?
-Por ejemplo, qué sensaciones físicas recordaban y disfrutaban en el jardín de infantes, en el primario, secundario y la universidad. Fueron muy interesantes los registros que fueron apareciendo respecto a lo que estos doctores vivieron en las aulas. Te confieso que algunas preguntas produjeron extrañamiento. Por eso fue que las doctoras Graciela Frigerio y Sandra Carli, que fueron mi tribunal en Buenos Aires, coincidieron en que fui muy osada al adentrarme en la intimidad de las experiencias de escolarización de los doctores. 
-Hablaste del Jardín de Epicuro y de la Academia de Platón. ¿Qué pasó con esa idea de placer en la actualidad?
- Ese interrogante tiene una multiplicidad de aspectos, pero te puedo decir que marcó diferentes agendas para la sociedad y la educación de todos los tiempos. Sus consecuencias actuales distan mucho del ideal de la antigüedad, por eso es bueno preguntarse de qué modo se insertan los placeres en esa agenda para los escolarizados. Y sobre todo qué pasó con la idea del placer en los que se alejan o desertaron para siempre. 
 
Iván Wielikosielek
Especial UNVM


Las fotografías

1) Graciela Magallanes, doctora en Ciencias Sociales

2) Platón, fundador de una escuela de filósofos llamada la Academia

3) Epicuro: “De entre todas las cosas que procura la sabiduría para la
felicidad en la vida, la más importante es la conquista de la amistad”


 

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