Mueve San Lorenzo desde la mitad de la cancha. El “Lobo” Capiello toca para los Araos, que a un toque pasan la pelota a los Tigero, estos levantan la cabeza y envían un pase largo para los Cabrera que pican por la banda izquierda sorteando rivales a toda velocidad. Tocan en pared para la zurda mágica de los Férez. Estos pisan la pelota y el marcador paraguayo pasa como ambulancia con sirena y todo.
Domina San Lorenzo como en todo el partido, mientras los hinchas alientan sin cesar desde las repletas tribunas. De allí baja el “sanloré, sanloré” que estremece. La Peña “Bambino Veira” despachó micros y automóviles particulares con villamarienses que no quisieron perderse la final de América. El Bajo Flores luce hoy todo el colorido azulgrana y los bombos aturden al vecindario que sigue expectante el partido.
Los jugadores siguen concentrados jugando el partido de sus vidas.
Nadie pierde las marcas ni la posición en el dibujo táctico que diseñó el “Patón” Bauza.
Los Yemma miran de reojo al nueve rival para seguirle los movimientos, pero los nuestros no pierden la pelota en ningún momento. Escamilla hace un cambio de frente y Fattore mete miedo con un pique corto que mata. El 2 de Nacional le hace un violento foul a los Ledesma y son remplazados por los Magrín. Ataca Silvera que de taco se la pasa a Zabena mientras los Cruchino le dicen a los Martínez que mantengan la posición en el medio campo. El Isaquito la peina en la medialuna y Wielikosielek cae apenas afuera del área. El equipo contrario sólo atina a mirar la calidad técnica de San Lorenzo y no pone ni las manos ante cada ataque de los gauchos de Boedo.
Allí donde se gestan los ataques, Lorenzo Gilli juega con prestancia, no dando por perdida ninguna pelota. La firmeza de los Beletti en defensa dan tranquilidad y Santacroce la revienta para despejar el peligro.
Caucino la para de pecho y mansamente se la entrega a los Biazzotto que prolongan para Fiuri, mientras Barrenechea en el arco no pasa ninguna zozobra. Es la final de la Libertadores, se dicen los jugadores y sacan fuerza desde el fondo de sus corazones para el último esfuerzo.
Promediando el partido, se producen unos cambios en el equipo cuervo, entrando los Seia, Novillo, Menna y Quiroga por algunos muchachos que están lesionados.
Los Panosso hacen una jugada preparada de antemano y el gol se veía venir. Un zurdazo de los Villarruel al rincón de la ánimas dejan sin chance al arquero paraguayo, poniendo justicia en el marcador. 1 a 0. El sapo Curioni piensa que ya está y le dice a los paraguayos “a llorar a la gruta”.
Falta muy poco para el final. Las bengalas aparecen en las tribunas, vistiendo de luces la noche de los campeones de América. Renna mete un caño y Morales tira un centro al corazón del área. El árbitro agrega minutos para seguir viendo buen fútbol, según le confesó al línea. Finalmente el brasileño hace sonar el silbato y San Lorenzo se consagra campeón de América. Orgullo que te anuda la garganta y te moja los ojos. Somos campeones de la Copa Libertadores de América. Por fin.
Pero... ¿Qué Romagnoli?, ¿qué Ortigoza?, ¿qué Buffarini? ¿De qué estás hablando? El partido lo ganamos nosotros. Nosotros, que nos rompimos toda la vida y pusimos lo que hay que poner para ganar los partidos.
Decí que estaba yo para contarlo y que tengo la camiseta firmada por todos los jugadores, que si no...
Eduardo Belloccio
PD: (no me acuerdo bien si soñaba que yo estaba en la cancha viendo la final de la Libertadores o que estaba en la cancha y me acordaba cuántas veces soñaba con ganar la Libertadores).