Si su perro molesta, le rompe cosas, no le hace caso, se escapa, muerde… Todo es culpa del dueño. Así lo asegura Gerardo Grosso, adiestrador canino cuya voz la autorizan los 18 años de experiencia en el rubro en la ciudad, y quien formaba perros para la detección de narcóticos cuando trabajaba en la Policía Federal Argentina.

El especialista asegura que, en todos los años que lleva, es en la actualidad cuando más requerimientos tiene de los villamarienses. “Me llaman mucho para entrenar a los perros para seguridad, pero un 70% son para gente que quiere corregirles problemas de conductas”, detalló.

“Todos los problemas que voy a corregir de un perro, los generó el hombre, eso se los dejo claro”, dice. Grosso hace referencia a distintas costumbres que el hombre toma con sus cachorros que terminan por ser contraproducentes cuando este crece.

Por ejemplo, “la gente humaniza mucho a los perros cuando los hace dormir en la cama, entonces después de 10 meses, un labrador no te va a hacer más caso, pero un rottweiler directamente no te va a dejar acercar más”.

Otro problema que le suelen presentar, asegura, es cuando los perros son varios y las mascotas se pelean entre sí. “Eso es porque hay un error humano a la hora de darle de comer. Hay que darle primero al más viejo y así hasta llegar al cachorro, porque los perros se jerarquizan entre ellos por la edad”.

A su vez, contó que, entre aquellos que pretenden un perro “guardián”, muchas veces el error está en criarlo adentro de la casa. “Está mal, porque se pierde autoridad y no se le hace pagar un derecho de piso, entonces el perro se cría pensando que duerme adentro porque el que lo protege es la persona, mientras que el dueño está creído de que es el perro el que lo cuida”.

Ante estas situaciones, Grosso recomienda, en primer lugar, adiestrar al perro desde los 2 meses, ya que si bien un perro de cualquier edad puede someterse al entrenamiento de estímulos con comida que hace, mientras más grandes, más lerdo es el período.

“Primero, para criar a un perro, hay que entenderlo, y el lenguaje del perro es corporal, no el ladrido”, aclara, y explica que “las miradas, la posición de las orejas, los gestos de la cara” son cosas a tener en cuenta.

Por otra parte, el entrenador canino afirmó que “si un perro juega, tiene mejor calidad de vida, porque usa sus instintos naturales”, por lo que critica el hecho de que sólo se haga jugar a un perro cuando es cachorro. “Muchos dicen ‘ya no juega, es grande’, y no es así, no juega más porque es la persona la que dejó de darle b..., hay un cariño al principio por la mascota que después se pierde”.

“Hoy por hoy la sociedad consume mucho, pero se cansa rápido y quiere algo mejor o más nuevo. Cuando te pasa con un celular, no pasa nada, pero si tenés un ser vivo, es una responsabilidad que agarrás por 12 años. Ese compromiso, la gran mayoría de la sociedad no lo toma, y un perro no es un juguete nuevo hasta que te canses”, apuntó Grosso, quien además destaca como fundamental el hecho de pasear a los perros “al menos 20 minutos todos los días”, en vez de dedicarle una vez a la semana.

Jugar con el perro no debe ser una opción, porque “el perro tiene que tener un desgaste físico porque eso lleva también a lo psicológico, para sentarse, echarse, tiene que pensar, y eso tiene que generarlo el humano”, indicó Grosso, que desde el 6 de septiembre iniciará el dictado de un curso durante todos los sábados.

 

Dos segundos de aprendizaje

Grosso explicó que el perro graba lo que se le enseñe en dos segundos. “Le pongo la comida, pero demoro en dársela; el cachorro va a saltar hasta que se va a cansar y se va a sentar. Desde el momento en que apoyó las ancas, tengo dos segundos para darle la comida. Es ahí, en ese instante, cuando el perro se da cuenta de que se tiene que sentar para recibir. Igual, no lo aprende ahí, sino después de cuatro o cinco veces.