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Las piezas lentamente se van acomodando en el tablero rumbo a 2015.
Una noticia ganó la calle horas atrás sorprendiendo más a algunos y menos a otros, que veían el acuerdo perfilarse en el horizonte.
El pasado jueves, el tigre Sergio Massa, el gallego José Manuel de la Sota y el puntano Adolfo Rodríguez Saá avanzaron en un pacto que acaparó la atención de numerosos dirigentes justicialistas que están transitando por el terreno de la duda existencial.
Massa, poco a poco, va apilando a su lado una parte del peronismo que no congenia con el Gobierno nacional.
Con un armado, por ahora, firme en la provincia de Buenos Aires el joven diputado, que en sus inicios simpatizó con la Ucede, va planificando estrategias con aliados que tienen todavía fuertes estructuras en las provincias claves del país.
Córdoba es un terreno valioso para las aspiraciones de cualquier candidato. Y el gobernador De la Sota maneja la parte más gruesa de la estructura peronista.
"Al Partido Justicialista lo tomó el kirchnerismo y lo vació. Entonces, los peronistas nos tenemos que expresar en la forma que podemos", dijo ayer “El Adolfo” confirmando las conversaciones con Massa.
El senador nacional explicó sus coincidencias con el pensamiento de sus “compañeros”. "El Frente Renovador, Compromiso Federal y el grupo del gobernador De la Sota y muchos otros dirigentes somos expresiones de un peronismo que ve con tristeza que las enseñanzas de Perón se dejaron de lado", aseguró.
Efectivamente, no son pocos los dirigentes de peso del peronismo que están buscando “nuevos vientos” para el año que viene teniendo en cuenta que Cristina ya no será parte de la pelea electoral.
Como el Antón Pirulero, cada cual atiende su juego. Y de manera similar a lo ocurrido en 2003, el escenario se presenta fragmentado y con cócteles cargados de sabores diferentes.
“Massa es muy capaz, muy ambicioso y muy hábil”, dijo con el micrófono apagado un conocido dirigente a nivel nacional que no milita precisamente en el Frente Renovador.
Estas características de Massa son las principales preocupaciones del entorno del gobernador Daniel Scioli, que también aspira a llegar a la Casa Rosada.
Los que el año pasado confiaban en una estrepitosa caída de Sergio Massa, tras las elecciones de 2013, hoy se muestran más cautos a la hora de emitir opiniones al respecto.
Es que el muchacho de 42 años, que ocupó la Intendencia de Tigre y la Jefatura de Gabinete en épocas de Néstor, no se ha quedado en la gatera y con una fuerte campaña “mediática” se mantiene entre el pelotón de mejores posicionados para la Presidencia.
El “encanto” massista ya prendió fuerte en el dirigente local Miguel Sponer, uno de los funcionarios del Gobierno de Eduardo Accastello.
Sponer participó de las actividades de Massa en Córdoba y días atrás dio un paso más subiendo en su muro de Facebook fotos con la principal figura del Frente Renovador.
Una de las incógnitas, ante este acuerdo de Massa con De la Sota y Rodríguez Saá, está en las repercusiones que tendrá en nuestra provincia.
Se puede suponer que los soldados delasotistas tienen una clara posición sobre la vereda que transitan.
Pero, Accastello se ha mostrado lejano y enfrentado a de la Sota pero cercano a la gente de Rodríguez Saá que le dio su apoyo. ¿Cómo resolverá el enigma?
¿Las cosas se plantearán con los fundamentos tan de actualidad, que cada uno hace las uniones que quiere porque no es lo mismo la Nación que la provincia o la ciudad?
Todo es posible en estos tiempos en que faltan “causas” para abrazar y sobran consecuencias para resolver.
A medida que pasen los meses y se acerque la hora de las urnas, irán apareciendo los sastres que “fabrican trajes a medida” para un peronismo que tiene una irrenunciable “vocación de poder”.
No sería para nada extraño, en un país que no se asombra por los cambios de camiseta, que Massa siga llevando agua para su molino del Delta.
Mientras más lo “posicionen los encuestadores”, más peronistas se sentirán “llamados a llenar el vacío que el kirchnerismo le hizo al PJ” (según palabras de Rodríguez Saá).
Todos los sucesos que se van dando a nivel nacional, tendrán sus repercusiones a nivel local.
De eso no hay dudas. Vienen tiempos en que tal vez, Sponer consiga, sin gran esfuerzo, “varios compañeros” para colgar el cartel de Massa 2015 en una casa villamariense.
Hoy, más que nunca, en política nadie puede decir “de esta agua no beberé”.