Un désértico panorama mostraban ayer al mediodía los comercios de la costanera, entre Cárcano y Alighieri, con motivo del cierre anticipado del tránsito en la pintoresca arteria.
La falta de público alertó a los pequeños y medianos empresarios del rubro gastronómico, cuyo principal ingreso lo constituye la venta dominical.
Uno de los más inquietos fue Nolberto Fratondi, dueño del comedor ubicado en avenida del Libertador esquina Mendoza, quien tomó el teléfono y comenzó a reclamar a funcionarios municipales. Al poco rato, una dotación de Seguridad Ciudadana retiró las vallas que interrumpían el tránsito en ese sector de la costanera, donde además del citado comercio, a esa hora estaban abiertas una rotisería, una panchería, una heladería, una confitería y quioscos.
“Mire -dijo alarmado Fratondi mostrando el salón de su comedor-, a esta hora está lleno y ahora tengo una sola mesa con tres personas”. Al lado del salón, un centenar de pollos para llevar y una parrilla poblada de cortes de vacuno esperaban la demanda habitual, que brillaba por su ausencia.
“Aquí tengo 13 empleados trabajando y lo que se recauda los domingos es muy importante”, resaltó Fratondi, quien hace 11 años que regentea un local en la zona. "Ya el lunes pasado, feriado, cerraron temprano y nos privaron del turismo, que circula después del mediodía. Ahora directamente cerraron a la mañana y sin avisar”, se quejó a nuestro cronista.
Fratondi, quien es vicepresidente del Consejo Departamental del Partido Justicialista, se reunió de inmediato con otros comerciantes afectados, quienes le encomendaron, dada su proximidad política con la administración municipal, que pidiera que retiraran las vallas.
Fratondi se comunicó con Carlos De Falco, secretario de Prevención Comunitaria y Derechos Humanos, y a los pocos minutos el operativo de cierre anticipado quedó sin efecto y las vallas quedaron al costado de la calle.
No obstante, para ese momento ya se estaba cerca de la una de la tarde y algunos comensales ya habían derivado su consumo a otros locales. La dificultad para estacionar a tres cuadras del destino en la costanera atenuó en el interín la demanda habitual.
Fratondi expresó a EL DIARIO que “en la Municipalidad me dicen que es un pedido del centro vecinal para que la costanera sea peatonal, pero no me parece correcto pensar en una ciudad turística sin acceso con auto a la avenida costanera”.
En tanto, José Cabral, dueño de una rotisería ubicada al frente, también se mostró extrañado por el cierre de la calle. “Estoy pensando seriamente en trasladarme a otro lugar porque si no es esto, es lo otro; siempre hay problemas para que nos llegue el público. Había habilitado una zona de panadería para la tarde, pero me cierran el tránsito y no vendo. Ahora, mire, pleno mediodía y no entró nadie. Es muy arbitrario, no me avisaron y tengo toda la comida hecha”, se lamentó el dueño de la rotisería.
"En el centro vecinal me dijeron que la Municipalidad no tiene personal para controlar el tránsito, sobre todo de las motos, pero no es solución prohibir a todo el mundo que pase por acá", agregó Cabral.