La medida de fuerza lanzada por las centrales obreras opositoras al Gobierno tuvo una escasa repercusión en el movimiento cotidiano de la ciudad de Córdoba.
Sólo hubo cortes de calles a primera hora de la mañana en el microcentro, donde los gremios que adhirieron al paro realizaron un acto. Sin embargo, el transporte urbano funcionó con normalidad, los comercios abrieron sus puertas, se dictaron clases en los tres niveles, las reparticiones públicas provinciales atendieron al público, circularon taxis y remises y las estaciones de servicio vendieron combustibles como lo hacen habitualmente.
Sin lugar a dudas, la clave de un jueves casi como cualquiera fue el transporte público de pasajeros, que circuló con normalidad, a pesar de los malos augurios y del miedo que quisieron instalar algunos medios, junto a los reparos que puso el gremio en caso de agresiones.
También circularon taxis y remises, se dictaron clases en Nivel Inicial, Medio, Terciario y Universitario; los comercios abrieron habitualmente sus puertas, la administración pública provincial atendió al público y se expendió combustible en las estaciones de servicio, entre otros servicios y actividades que se desarrollaron con normalidad.
En el centro de la capital provincial, sin el trabajo de los bancos, el movimiento fue menor al de un día de semana normal, pero con los comercios abiertos y con los colectivos funcionando. Las calles céntricas mostraron vida, aunque no la habitual, mientras que en los barrios el movimiento fue el habitual de cualquier jueves.
Dónde se sintió
Por contrapartida, la medida de fuerza convocada por las CGT de Hugo Moyano y Luis Barrionuevo y la CTA de Pablo Micheli tuvo incidencia en la administración municipal, la atención al público en la EPEC, la recolección de residuos, los bancos y el transporte interurbano, entre los principales.