En una labor individual y colectiva que por momentos alcanzó rendimiento óptimo, Playosa goleó a Unión Social, con una diferencia de tres goles que en análisis integral del partido no refleja la realidad de su desarrollo; pues el resultado debió ser más contundente a favor del “Albo”.
Apenas se habían ubicado en sus funciones los protagonistas, a los 3 minutos, Guillermo Piva recogió en posición libre una cesión de Molina y envió un perfecto pase en profundidad para Alexis Acosta, quien llegó solo frente a Soria y con displicencia elevó la pelota sobre la cabeza del portero, marcando un rápido y sorpresivo gol para el local. También sorpresa para Unión Social, que ya desde el lanzamiento de la brega se vio superado por Playosa, quien mostró un sentido más asociado e integrado, con buena performance de Acosta, Menegotto y Servetti, todos exhibiendo un estilo de real orientación ofensiva.
A los 10’ en otra instancia concreta, Valdivia desvió solo frente a Soria, mostrando las intenciones de un equipo motivado y decidido; el mismo jugador (instantes después) perdió otra clara opción similar a la anterior. Pudo así Playosa fijar diferencias más significativas en el marcador, limitándose el visitante a soportar con entereza las consecuencias del concepto más estructurado en el fútbol del local, reaccionando con algunas réplicas aisladas de la mano de Andrada u Orellana.
Playosa mantuvo la iniciativa con un juego mas homogéneo y compacto, pero careció de poder efectivo en la culminación de los intentos que, en el primer tiempo, fueron constantes y de buena concepción futbolística. A los 26’ en una acción recia en el mediocampo, luego de un roce entre Ibáñez y Cardarelli, las cosas pasaron a mayores y hubo agresiones entre los protagonistas, determinando el árbitro Ceballos, en primer término, la expulsión de Andrada; luego otra drástica sanción contra Ibáñez (del local) y Cardarelli, del huésped. Acción que influyó sobre el curso posterior del encuentro por la diferencia numérica, contando Playosa con varias ocasiones para convertir, pero mostrando carencia de efectividad ante un rival pasivo y desacorde en su juego, que fue sometido a un claro dominio en prácticamente todo el curso de la etapa. Valdivia marró tres intentos plenos de peligro y Acosta tuvo otras posibilidades, pero sin certeza en la definición.
Un primer tiempo jugado a todo ritmo, con pasajes técnicamente poco dotados, pero con numerosas intentonas ofensivas por parte del local, que pudieron haber fijado un resultado mas categórico que el poco generoso 1-0 con que finalizó el período.
El segundo tiempo fue un simple trámite, después que el recién ingresado Arce, a los 3’ conectó con exacto remate un centro atrás de Servetti, luego de una buena acción colectiva, convirtiendo la segunda conquista. A partir de allí el local mostró un estilo pragmático, con perfecto complemento entre mediocampistas y atacantes, generando jugadas continuas de riesgo y donde Soria debió intervenir, a veces en forma providencial. Hubo tres disparos en los palos de Unión Social y otras jugadas de riesgo extremo.
Después del tercer gol convertido por Servetti, de penal (por infracción a Arce dentro del área), la defensa visitante fue un tembladeral, pues cada avance playosense era alerta evidente y con clara sensación de gol. El intercambio entre operatividad y reflexión fue reflejo concreto de la brillante labor asociada entre los jugadores albos: por ello la dimensión de su juego frustró en el segundo tiempo toda posibilidad de reacción al conjunto unionista, y si no llegó a cifras más abultadas fue por falta de eficacia en la definición. Hasta los defensores locales fueron protagonistas identificados en la búsqueda del gol, pero también erróneos en sus intentos de elevar las de por sí categóricas cifras, más aun con la diferencia numérica determinada por la posterior expulsión del ingresado Zavala. En el concepto general, fue una destacable y contundente expresión futbolística de Playosa, quizás no repetida desde hace mucho tiempo, ante un rival que se mostró desacorde, fragmentado, sin reservas físicas ni anímicas para oponerse ante el perdurable dominio del inspirado ganador del encuentro.
La figura
Alexis Acosta. Convirtió el tempranero gol que fue presagio de la goleada posterior. Imparable en sus intentos. Así como convirtió, también marró otras situaciones, pero mantuvo una dinámica y un estilo de juego imparable para sus marcadores, siendo también positivo factor de auxilio para el accionar de sus compañeros.
El árbitro
Daniel Ceballos. Regular cometido, con algunas indecisiones que motivaron la reacción y protestas desmedidas en algunos jugadores. Las expulsiones de tres protagonistas en la misma sanción, vinieron por circunstancias evitables, debiendo corresponder el fallo punitivo únicamente a Andrada. Después, Ceballos llevó sin dificultades el control de la brega hasta el final.
