La Red por el Derecho a la Identidad de Villa María procesa 10 casos que se le presentaron tras la aparición -hace un mes- de Ignacio, el nieto de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, una cifra muy alta en comparación al movimiento natural que existe en este organismo.
Las presentaciones se dieron de dos formas: espontánea y por denuncia, que es cuando una persona señala que tiene la sospecha de que otra puede ser hijo o hija de desaparecidos durante la dictadura militar que ensombreció al país desde 1976 hasta 1983.
Así lo confirmó ayer a EL DIARIO el dirigente Jesús Chirino, quien forma parte de esta red, al ser consultado sobre una reunión nacional celebrada recientemente en San Lorenzo, Salta, de la que fue parte, y que se centró en todo lo atinente a la búsqueda de la identidad.
En este contexto, dijo que la mayor parte de los casos que llegan a estos organismos no corresponde a situaciones nacidas del terrorismo de Estado en aquellos años de plomo. “Por lo general, no se trata de hijos de desaparecidos”, señaló Chirino, al tiempo que evitó dar precisiones sobre los expedientes locales.
“Las Abuelas enseñan a cuidar la privacidad y esto tiene que ver con que se trata de procesos personales muy difíciles para quienes tienen que afrontarlos, los que tienen el derecho de que sea algo de instancia absolutamente privada”, explicó.
En cuanto al encuentro en Salta, especificó que participaron miembros de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Abuelas de Plaza de Mayo, HIJOS de Córdoba, Manuel Gonçalves (uno de los nietos recuperados) y filiales de distintos lugares de la Red por la Identidad (como de Córdoba, Tucumán, Santiago del Estero, Jujuy y Mendoza).
“Analizamos diversas problemáticas que se presentan, planteamos nuevas estrategias para seguir buscando y también hablamos sobre la importancia de la sensibilización de la población ante estos tipos de casos”, enunció.
Entre esos temas, se estudió cómo vehiculizar presentaciones que no están vinculadas al terrorismo de Estado, es decir, cuando no son hijos de desaparecidos, algo que se da “en la mayoría de los casos”.
“Si bien la mayoría no son hijos de desaparecidos, hay que vehiculizar de alguna manera su búsqueda”, recalcó. “El derecho a la identidad es de todos”, advirtió.
Ante preguntas de este cronista, dijo que ante estas circunstancias se centran en el análisis documental, el acudir a alguna repartición del Estado, desarrollar investigaciones dentro de las propias familias o remitir a fundaciones. En este sentido, nombró a la Fundación Raíces Nativas.
“También hablamos mucho sobre cuáles son los derechos, porque muchos los desconocen”, ahondó. Asimismo, se ve la posibilidad de conversar con otras personas que atraviesan por las mismas situaciones.
Hijos “biológicos” cuando no lo son
Una de las cuestiones que pusieron sobre la mesa de conversación y debate en el encuentro en Salta fue la de cómo vehiculizar búsquedas cuando no están vinculadas al terrorismo de Estado.
Uno de estos casos es el de personas que aparecen en los registros como hijos biológicos cuando en realidad han sido adoptados, claramente de manera irregular. Chirino confirmó que se presentan varios hechos de esta naturaleza, generalmente por parte de personas que ya son adultas.
“Muchas veces nos vienen a contar ciudadanos que se han enterado ya de grandes que han sido adoptados”, estado que desconocían porque en los papeles no se evidenciaba. “Hay un componente cultural muy fuerte en esto, olvidándonos de que todo hijo tiene derecho a su identidad, algo que parece que todavía muchos no tienen en claro”. Chirino comentó que suponen que estas adopciones irregulares se daban más “en otras épocas”, aunque actualmente “no desapareció en algunas regiones del país”.